99. Templo Kinryūzan En Asakusa - 1857


Tamanho (cm): 50x75
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Descrição

La obra "Templo Kinryūzan en Asakusa" de Utagawa Hiroshige, creada en 1857, es un ejemplar fascinante del ukiyo-e, una forma de arte japonés que captura la fugacidad de la vida y la belleza del mundo en su entorno cotidiano. Hiroshige, una de las figuras más reconocidas del ukiyo-e, destaca en esta pintura no solo por su maestría técnica, sino también por su capacidad para evocar la atmósfera de su época y su profundo entendimiento del paisaje japonés.

Al observar la composición de esta obra, es evidente que Hiroshige utiliza una perspectiva que guía la mirada hacia el icónico templo Senso-ji, ubicado en Asakusa, en Tokio. La estructura se alza majestuosamente en el centro de la pintura, mientras que en el primer plano se extiende un camino cubierto de sombras que parece invitar al espectador a unirse a la escena. El uso del espacio y la disposición de los elementos en la obra crean una sensación de profundidad y movimiento que es característica del estilo de Hiroshige. La presencia de árboles, que enmarcan el templo, no solo añade un sentido de escala, sino que también contribuye a la atmósfera general, simbolizando la conexión entre el mundo humano y la naturaleza.

Los colores en "Templo Kinryūzan en Asakusa" son vívidos y cuidadosamente elegidos, mostrando el dominio de Hiroshige en el uso de tintes de madera. La paleta abarca tonos terrosos de verdes, marrones y ocres, junto con explosiones de rojo y amarillo en el templo, que se destacan contra un cielo despejado de tonalidades suaves. Esta elección de color no solo subraya la importancia del templo como una estructura venerada, sino que también resalta la belleza natural que lo rodea, capturando un momento un tanto efímero pero profundamente significativo.

En términos de personajes, la obra muestra una diversidad de figuras en el sendero que se dirigen hacia el templo. Las personas están representadas con un estilo minimalista y estilizado que refleja la estética del ukiyo-e. Estas figuras, aunque pequeñas en el contexto de la pintura, son esenciales para transmitir la escala monumental del templo y la vida que lo rodea, creando un sentido de comunidad y devoción que es característico de los lugares de culto en Japón.

El contexto histórico de la obra también merece mención. En 1857, Japón estaba experimentando una época tumultuosa, marcada por el inicio de la era Meiji y el cambio cultural significativo que le acompañaba. Hiroshige, en su enfoque en temas de la vida cotidiana y lugares de importancia cultural, proporciona un contrapunto a estos cambios al rendir homenaje a las tradiciones y los lugares venerados de Japón, en particular, el templo Senso-ji, que es uno de los más antiguos y famosos del país.

Finalmente, "Templo Kinryūzan en Asakusa" debe ser apreciado dentro del amplio legado de Hiroshige como uno de los máximos exponentes del paisaje en el arte japonés. Sus obras han influido en generaciones de artistas tanto en Japón como en Occidente. A través de su representación de la naturaleza y la vida japonesa, Hiroshige continúa invitando a los espectadores a reflexionar sobre la relación entre el ser humano, la cultura y el entorno natural. Esta pintura en particular es una ventana al pasado, un recordatorio de un tiempo en el que el espíritu y la naturaleza se entrelazan de manera armoniosa.

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