Autorretrato - 1916


Tamaño (cm): 50x65
Precio:
Precio de venta$234.00 USD

Descripción

La obra "Autorretrato" de Lovis Corinth, pintada en 1916, es un ejemplo notable del virtuosismo artístico y la profunda introspección del autor en su práctica. Corinth, uno de los más destacados representantes del expresionismo alemán, transforma la tradición del autorretrato en una manifestación cruda y emotiva que refleja tanto su estado psicológico como su maestría técnica.

Al observar esta pintura, lo primero que llama la atención es su composición. El artista se presenta en un primer plano, dominando el cuadro con su figura robusta y expresiva. La cercanía del retrato personaliza la experiencia estética, invitando al espectador a una conexión más íntima. Corinth se muestra con un semblante decidido y una mirada penetrante, enmarcada por un fondo que refuerza la atmósfera de intensidad emocional que rodea la obra. La disposición de su figura en el lienzo, ligeramente girada, sugiere tanto vulnerabilidad como una afirmación de presencia.

El uso del color es otro aspecto fundamental de este autorretrato. Corinth emplea una paleta rica y contrastada, donde predominan los tonos oscuros –verdes y marrones– que se intercalan con matices más cálidos. Estos colores no solo modelan la forma del rostro, sino que también evocan una sensación de profundidad y gravedad, reflejando el estado de ánimo del artista, posiblemente afectado por el contexto histórico de la época, marcada por la Primera Guerra Mundial. El tratamiento de la luz y la sombra, característico de su estilo, subraya la textura de la piel, añadiendo un nivel de realismo que coexiste con una distorsión expresionista que Acerca al espectador a la interioridad del artista.

Corinth, además de su destacado trabajo en pintura, fue un reconocido grabador y un influyente maestro en la academia de arte, donde cultivó una visión que fusionaba la tradición clásica con la innovación del arte moderno. En el "Autorretrato" de 1916, es palpable su drenaje de emociones y autoanálisis, elementos que permean toda su producción artística. La forma en que se presenta a sí mismo no es la de un simple retrato; es una disección de su propio ser, una reflexión sobre la identidad y el paso del tiempo.

Al considerar el diálogo que esta pintura establece con el expresionismo, es evidente que Corinth se aleja de las formas idealizadas del pasado. La crudeza emocional que emana de su obra coincide con la búsqueda de la autenticidad que define a los movimientos vanguardistas de su tiempo. En este autorretrato, el artista comparte no solo su apariencia, sino también su lucha interna, invitando a los espectadores a experimentar un momento de vulnerabilidad y autenticidad.

Dentro del contexto de su vasta obra, este autorretrato también se sitúa en un momento de cambio personal para Corinth, que, tras unas graves dolencias físicas, comparte con el espectador la fragilidad de la existencia humana. La imagen sugiere la mezcla de fortaleza y debilidad que caracteriza la experiencia humana, una dualidad que Corinth supo capturar con singular maestría.

En conjunto, el "Autorretrato" de Lovis Corinth trasciende su simple banalidad como retrato para abrir un espacio de reflexión sobre el arte, la identidad y la complejidad del ser humano. Esta obra, embebida de la tensión emocional que le es inherente, se erige como testimonio de una época y de un artista que no temió confrontar su propia naturaleza frente al lienzo.

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