Descripción
La pintura Landscape with Two Goats (Tarari maruru) de Paul Gauguin es una obra maestra del postimpresionismo que destaca por su estilo artístico único y su composición evocadora. La obra muestra un paisaje exótico de Tahití, donde el artista vivió durante varios años en busca de inspiración y una vida más simple.
La composición de la pintura es fascinante, con dos cabras sentadas en primer plano, mirando hacia el espectador. En el fondo, se puede ver un paisaje exuberante de montañas, árboles y un río que fluye hacia el mar. La disposición de los elementos en la pintura es armoniosa y equilibrada, lo que crea una sensación de tranquilidad y serenidad.
El color es otro aspecto destacado de la obra. Gauguin utilizó una paleta de colores brillantes y saturados para representar la belleza de la naturaleza en Tahití. Los tonos verdes y azules dominan la pintura, creando una sensación de frescura y vitalidad. Además, los detalles ornamentales en el vestido de la mujer que se puede ver al fondo, son un ejemplo del estilo característico de Gauguin, que fusiona la influencia de la cultura local con su propio estilo.
La historia detrás de la pintura también es interesante. Gauguin pintó Landscape with Two Goats (Tarari maruru) en 1892, durante su segundo viaje a Tahití. La obra fue adquirida por el coleccionista de arte ruso Sergei Shchukin, quien la mantuvo en su colección privada hasta la Revolución Rusa de 1917. Luego, la pintura pasó por varias manos antes de ser adquirida por el Museo de Arte de Filadelfia en 1940.
En cuanto a aspectos poco conocidos, se dice que Gauguin se inspiró en la pintura japonesa para crear la composición de Landscape with Two Goats (Tarari maruru). También se cree que las cabras en la pintura representan la dualidad de la vida en Tahití, donde la belleza natural se mezcla con la pobreza y la lucha por la supervivencia.
En resumen, Landscape with Two Goats (Tarari maruru) es una obra de arte excepcional que muestra la habilidad de Gauguin para crear paisajes evocadores y ricos en detalles. La pintura es un ejemplo perfecto del estilo artístico del postimpresionismo, que se caracteriza por la experimentación con el color y la forma. Además, la historia detrás de la obra y los aspectos poco conocidos la convierten en una pieza aún más fascinante para admirar y estudiar.