Descripción
Junto con escenas de tabernas y piezas íntimas de género doméstico, Judith Leyster pintó con frecuencia escenas de actuaciones musicales. En El Concierto, Leyster describe con precisión elementos como el violín barroco (hecho sin mentonera y generalmente apoyado contra el pecho), así como el cancionero de la mujer.
Las figuras que se muestran aquí son probablemente retratos. Sus personajes nos contarán sobre violines, laúdes, luthiers y maderas de ultramar. Y varios músicos neerlandeses del Barroco pondrán banda sonora al cuadro.
Sobre la base de personas similares en las otras imágenes de Leyster, los estudiosos han identificado tentativamente a la cantante como la artista misma, al violinista como su esposo y al laudista como un amigo de la familia. Los miembros del trío, como todos los músicos, deben trabajar juntos como una unidad, “en concierto”, lo que ha llevado a algunos escritores a teorizar que esta escena simboliza la virtud de la armonía.
Leyster colocaba con frecuencia a sus sujetos sobre un fondo monocromático y sencillo. Así, nada distrae de las figuras, que se muestran todas en medio de diversas acciones (hacer reverencias o puntear cuerdas y batir el tiempo). El ángulo profundo en el que se sostiene el laúd agrega profundidad a la composición. Las variadas direcciones de las miradas de los músicos ofrecen al espectador diferentes puntos focales.
Judith Leyster es la pintora más importante del llamado Siglo de Oro holandés. A los 24 años (1633) es aceptada en el gremio de pintores de Haarlem, algo no muy sencillo para una pintora aun teniendo un talento poco común. Y a pesar de su reconocimiento en vida, luego de su muerte será "olvidada" por la historia hasta fines del siglo XIX, ya que su obra será confundida con la de Frans Hals y otros pintores.