Hombre Recogiendo Fruta De Un Árbol - 1897


Tamaño (cm): 60x75
Precio:
Precio de venta€236,95 EUR

Descripción

La obra de Paul Gauguin, "Hombre Recogiendo Fruta De Un Árbol" (1897), se erige como un testimonio de su singular enfoque hacia el arte y su audaz exploración de la cultura y la vida cotidiana en contextos exóticos. Esta pintura, que captura un instante de la vida rural, refleja tanto el simbolismo característico de Gauguin como su deseo de distanciarse de las convenciones del arte europeo contemporáneo.

En esta obra, un hombre de pie se dispone a recoger fruta de un árbol; su cuerpo está ligeramente inclinado hacia adelante, sugiriendo una conexión con la tierra y la naturaleza, así como una dedicación al trabajo agrícola. La figura del hombre, con sus líneas simples y robustas, se presenta casi como un ícono de la relación entre el ser humano y su entorno. Esta figura resalta en un paisaje vibrante, donde los colores juegan un papel fundamental en la expresión emocional del cuadro.

El uso del color en esta pintura es emblemático del estilo de Gauguin. Los verdes saturados de las hojas, que se mueven entre el esmeralda y el oliva, contrastan con el tono cálido de la piel del hombre y su vestimenta, que arraiga la figura en el contexto tropical. Esta paleta colorida crea un ambiente casi onírico, una reflexión de la percepción personal y subjetiva del mundo que rodea al artista. La forma en que los colores se entrelazan, sin límites claros, otorga a la obra una calidad de sueño, característica del simbolismo y el postimpresionismo que Gauguin empleó en su trabajo.

Además, la composición es notable por su simplicidad y serenidad. El enfoque en la figura del hombre, despojada de elementos narrativos complejos, la convierte en la protagonista absoluta, como si el acto simple de recoger fruta fuera un ritual. Este enfoque zen invita a la contemplación y a la conexión con la naturaleza. La perspectiva plana que utilizó Gauguin, en la que las capas de color y forma se organizan de manera casi bidimensional, otorga a la obra un aire de frescura y originalidad que desafía las normas del realismo de su tiempo.

Es interesante destacar que "Hombre Recogiendo Fruta De Un Árbol" es parte del desarrollo del interés de Gauguin por la cultura polinesia. Tras viajar a Tahití, su arte se impregnó de elementos que evocaban la vida sencilla y primitiva, muy distinta a la compleja y angustiante vida europea que conoció. Esta obra refleja no solo una actividad cotidiana sino también un vínculo más profundo con la tierra, que contrasta notablemente con las tendencias industrializadas de finales del siglo XIX en Europa.

En resumen, "Hombre Recogiendo Fruta De Un Árbol" es una obra que encapsula la esencia de la exploración de Gauguin sobre el arte, la cultura y la espiritualidad. A través de su composición simple pero efectiva, su paleta vibrante y su clara humanidad, la pintura se convierte en un punto de reflexión sobre el papel del hombre en la naturaleza y la búsqueda de un equilibrio entre ambos. Esta pieza continúa resonando como una expresión del deseo de Gauguin de trascender su tiempo, invitando al espectador a entrar en un mundo donde lo cotidiano adquiere un carácter casi sagrado.

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