Descripción
Retrato de Isaac y Rebecca, comúnmente conocida como La novia judía, es una pintura fascinante de Rembrandt.
Según sus cartas, Vincent van Gogh se puso a llorar frente a esta magnífica obra de arte, escribiendo que con mucho gusto daría diez años de su vida para sentarse frente al cuadro durante dos semanas, comiendo solo una corteza de pan rancio. Aunque los espectadores modernos pueden requerir un poco más de sustento, el poder de la imagen permanece.
En el centro de un lienzo orientado horizontalmente, una mujer con un lujoso vestido rojo está de pie con las muñecas y el cuello cubiertos de perlas. Su compañera está parada a su derecha, un brazo estirándose detrás de ella, el otro estirándose para poner una mano en su pecho. Viste igualmente ricamente con una prenda plisada verticalmente sobre una camisa en tonos dorados y marrones.
Los dedos de su mano izquierda descansan suavemente sobre la de él en un gesto protector y conmovedor. Las dos figuras, a pesar de la intimidad de su gesto, no se miran, ni miran al espectador. Están solos en este momento, junto a un arco y una planta en maceta apenas indicada en tonos de marrón oscuro y moteado.
Para evitar que lo mataran y que el rey Abimelec capturara a su esposa, Isaac ocultó su amor por Rebeca fingiendo que eran hermano y hermana. Sin embargo, su intimidad los traicionó cuando pensaron que no los estaban espiando. Rembrandt los retrata en un momento tierno. Además, trabaja con una libertad excepcional, aplica la pintura de forma espesa y la raya con la punta de su pincel.