El Cabrío De San Ángel - 1863


Tamaño (cm): 75x60
Precio:
Precio de ventaруб22.400,00 RUB

Descripción

La obra "El Cabrío De San Ángel" de José María Velasco, pintada en 1863, se erige como un testimonio de la maestría del paisaje mexicano y de la habilidad del artista para captar la esencia de su entorno. En esta pintura, Velasco presenta una vista panorámica del conocido cerro del Cabrío, ubicado en la zona de San Ángel, un área que fue un refugio para la naturaleza y la tranquilidad en el contexto de una ciudad en expansión, como lo era la Ciudad de México en esa época. Este cuadro no solo resalta la belleza natural del paisaje, sino que también refleja la búsqueda del artista por establecer un diálogo entre la naturaleza y la identidad nacional.

La composición de la obra es notable por su orden y equilibrio. La horizontalidad del paisaje es interrumpida apenas por las suaves formas del cerro, que se alzan majestuosas contra un cielo azul claro surcado por nubes blancas. Velasco utiliza una perspectiva que invita al espectador a adentrarse en la imagen, al tiempo que logra una representación casi tridimensional de la geografía. La atención al detalle en la representación de la vegetación y la topografía destaca su vínculo con la naturaleza y el interés por el realismo, características del movimiento romántico al que pertenece.

El color juega un papel fundamental en la investigación visual de la obra. La paleta que Velasco elige es rica pero armoniosa, con verdes vibrantes que representan la vida del campo, tonos tierra que añaden profundidad y una luminosidad que emana del cielo, generando una atmósfera serena y contemplativa. Esta elección de colores no es casual, sino que habla de su deseo de evocar un sentido de pertenencia y orgullo nacional en un momento en que México buscaba definir su identidad post-independencia.

En cuanto a la presencia de personajes en la pintura, notablemente, se observa la ausencia de figuras humanas en primer plano. Esto puede interpretarse como una intención de Velasco de poner en primer plano la majestuosidad del paisaje, quizás sugiriendo que la naturaleza tiene primacía sobre la intervención humana. Sin embargo, si se observa detenidamente, es posible discernir sutiles indicios de actividad humana que, aunque no son el enfoque, enriquecen el contexto del cuadro. Esto puede manifestarse en la disposición de los árboles, caminos o incluso sombras que sugieren la presencia de alguna gente distante.

La obra de José María Velasco es un pilar del paisajismo mexicano y refleja no solo su destreza técnica, sino también su profunda conexión con la tierra que lo rodeaba. Comparables a esta obra son otros paisajes de Velasco y sus contemporáneos, quienes también se enfocaron en capturar la magnificencia del entorno natural y el patrimonio cultural. A través de su obra, Velasco invita al espectador a detenerse, observar y apreciar la belleza de la naturaleza, un mensaje que resuena con fuerza en la actualidad. "El Cabrío De San Ángel" es más que un simple paisaje; es un canto a la naturaleza, un reflejo de la identidad mexicana, y un ejemplo sobresaliente del romanticismo que marcó una era en la historia del arte en México.

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