Dos Dríadas - 1908


Tamaño (cm): 60x60
Precio:
Precio de venta$197.400 CLP

Descripción

Kazimir Malevich, uno de los nombres más ilustres del arte ruso y europeo del siglo XX, sorprende y conmueve con su obra “Dos Dríadas” de 1908. Este óleo sobre lienzo revela un período temprano en la carrera del artista, mucho antes de que desarrollara su estilo suprematista que lo haría famoso. Pero incluso en esta primera etapa, se vislumbran los trazos de genialidad y originalidad que definirían sus contribuciones artísticas posteriores.

“Dos Dríadas” nos traslada a un universo místico y etéreo, dominado por la presencia de dos figuras femeninas que parecen surgir del corazón mismo de la naturaleza. Las dríadas, en la mitología griega, son ninfas asociadas a los árboles y los bosques, una conexión que Malevich plasma fluidamente en su obra. Los cuerpos de estas figuras se fusionan orgánicamente con el entorno arbóreo, destacando la estrecha relación entre lo humano y lo natural. No hay fronteras definidas; las dríadas parecen formar parte intrínseca del mundo que las rodea, como si fueran extensiones vivas de los árboles.

La composición de la obra se estructura en torno a un eje vertical, con las figuras alargadas estirándose hacia el cielo, creando una sensación de crecimiento y elevación. Esta disposición sugiere una búsqueda de trascendencia, una aspiración a lo divino, a lo eterno, que encaja perfectamente con el simbolismo de las dríadas. Los colores, predominantemente verdes y ocres, reflejan una paleta terrosa que evoca la naturaleza y su fecundidad. Las líneas sinuosas y suaves de los cuerpos femeninos y del follaje se entrelazan creando un ritmo visual sereno y armonioso.

Una característica sobresaliente de esta obra es la intensidad psicológica que Malevich logra transmitir. Las dríadas, a pesar de su fusión con el paisaje, conservan una expresividad en sus rostros y gestos que sugiere un estado de ensoñación o trance. Es como si estuvieran absortas en una comunión íntima con la naturaleza, ajenas al mundo humano. Esta cualidad introspectiva añade una capa de profundidad emocional y simbólica al cuadro, invitando al espectador a reflexionar sobre el vínculo entre humanidad y naturaleza, y la espiritualidad inherente a este lazo.

Este período temprano de Malevich es un testimonio de su versatilidad y habilidad para moverse entre estilos y temas diversos. Antes de consolidar su suprematismo, Malevich exploró diferentes corrientes artísticas, incluyendo el simbolismo y el fauvismo, que son evidentes en “Dos Dríadas”. Esta obra, en particular, muestra su capacidad para traducir conceptos abstractos y mitológicos en formas visuales concretas y bellas. Es una ventana a su evolución como artista y una pista de la trascendencia que alcanzaría más adelante.

“Dos Dríadas” es, sin duda, una joya dentro del vasto repertorio de Kazimir Malevich. Con su maestría en la fusión de figura y fondo, la exploración de la naturaleza mítica y la expresividad lograda a través del color y la composición, esta obra no solo destaca por su belleza estética, sino también por su capacidad para provocar una reflexión profunda en el espectador. Es una pieza que nos invita a contemplar la magia de la naturaleza y la poesía de la conexión humana con el entorno natural, un tema tan relevante hoy como lo fue en 1908.

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