El Niño Que Ríe (Jobie) - 1910


Tamaño (cm): 60x75
Precio:
Precio de venta$221.900 CLP

Descripción

La obra "El Niño Que Ríe (Jobie)" de Robert Henri, pintada en 1910, es un retrato cautivador que captura no solo la vivacidad de un niño, sino también el espíritu vibrante de la infancia. Henri, quien fue uno de los principales exponentes de la escuela de artistas conocida como los Ashcan School, tenía un enfoque que se centraba en la vida urbana y en los momentos cotidianos. Sin embargo, en esta obra en particular, se siente una conexión más íntima y personal, lejos del bullicio de la ciudad, en una exploración genuina de la alegría y la espontaneidad infantil.

La composición de la pintura es notablemente directa. El niño, Jobie, ocupa el centro del lienzo, lo que al instante llama la atención hacia su expresión abierta y risueña. Henri se aleja de la ornamentación excesiva, centrándose en la figura del niño, cuyo rostro resplandece en una risa genuina y contagiosa. La inclinación de la cabeza y la posición de los brazos parecen transmitir movimiento, lo que da vida a la imagen y permite al espectador casi escuchar la risa del pequeño. La elección de un fondo neutro ayuda a que Jobie se destaque aún más, enfatizando su singularidad y la intensidad de su expresión.

El uso del color en esta obra es igualmente significativo. Henri emplea una paleta cálida y rica, con tonos dorados que acentúan la piel del niño y aportan un brillo luminoso a su rostro. Estos colores se complementan con sutiles sombras que añaden profundidad y volumen, haciendo que la representación de Jobie sea casi tridimensional. El azul claro de su camisa contrasta armónicamente con los tonos cálidos del fondo y de su piel, lo que también contribuye a la sensación de frescura y vitalidad.

El estilo de Henri, caracterizado por la aplicación suelta y expresiva de la pintura, se manifiesta en la forma en que cada pincelada parece estar impregnada de energía. A diferencia de los retratos más formales y elaborados de su época, "El Niño Que Ríe (Jobie)" se siente como una captura fugaz, casi un boceto, pero al mismo tiempo, es una obra completamente acabada que habla sobre la esencia de la niñez. La liviana textura de la pintura sugiere que Henri buscaba una conexión emocional con el espectador, invitándolo a resonar con la alegría pura que emana de Jobie.

A través de "El Niño Que Ríe (Jobie)", Henri ofrece una reflexión sobre la pureza de la infancia y la belleza de los momentos sencillos. No solo presenta un retrato, sino que crea casi una narrativa visual que evoca la inocencia y la felicidad que a menudo se encuentran en los pequeños detalles de la vida. En este sentido, es un homenaje al espíritu infantil, libre de preocupaciones y lleno de alegría, recordándonos a todos la importancia de valorar esas pequeñas chispas de felicidad en nuestro diario vivir. La obra es un testimonio del talento de Robert Henri para retratar la humanidad en su forma más auténtica, un legado que sigue resonando en el arte contemporáneo.

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