La Hija De Un Artista - 1933


Tamaño (cm): 60x75
Precio:
Precio de venta$222.200 CLP

Descripción

La Hija de un Artista, creada en 1933 por Kuzma Petrov-Vodkin, se erige como una de las obras más emblemáticas de este renombrado pintor ruso que, a lo largo de su carrera, fusionó la tradición rusa con influencias modernistas europeas. A simple vista, nos encontramos con una imagen serena y contemplativa: una joven sentada en lo que parece ser un diván. La atmósfera, envuelta en tonos cálidos y apacibles, se despliega a través de una gama cromática rica y minuciosamente seleccionada.

Petrov-Vodkin, conocido por su innovador empleo del color y la perspectiva esférica, logra en esta pintura transmitir una sensación de cercanía y ternura que cautiva al espectador. El retrato de la joven, que evidentemente es la hija del artista, es meticulosamente detallado. La postura relajada de la niña, con las piernas recogidas y una expresión pensativa en el rostro, sugiere un momento de introspección y tranquilidad. Los pliegues de su vestido y la textura del diván están tratados con un realismo sutil y una destreza técnica que denotan la habilidad magistral del artista.

Uno de los aspectos más fascinantes de esta obra es la utilización del color. Petrov-Vodkin emplea una paleta de tonos rojizos y tierras que le aportan calidez y profundidad a la escena. El contraste entre el vestido blanco de la niña y los colores más oscuros del entorno potencia la figura central, atrayendo inmediatamente la atención del observador. Este uso del color no es meramente decorativo, sino que añade una dimensión emocional que enriquece la experiencia visual.

En cuanto a la composición, la obra muestra una simetría suave pero presente. La diagonal creada por las piernas y el cuerpo de la joven dirige la mirada del espectador hacia su rostro, que es el centro emocional de la pintura. Los objetos en la habitación están dispuestos de manera que no distraen, sino que complementan y enmarcan la figura de la niña. Esta disposición espacial reconfirma la habilidad de Petrov-Vodkin para crear armonía y equilibrio dentro de una composición aparentemente sencilla.

Petrov-Vodkin, quien además de pintor fue dramaturgo y ensayista, es conocido por su capacidad de imbuir a sus obras con una narrativa silenciosa. En La Hija de un Artista, esta narrativa se manifiesta en la silenciosa comunicación entre la figura pintada y el espectador. No hay elementos grandiosos ni decoraciones exuberantes; sin embargo, la intensidad de la mirada de la niña y la atmósfera creada por el artista sugieren una historia personal e íntima.

Es pertinente recordar que Petrov-Vodkin vivió y trabajó en una época de grandes cambios en Rusia, y su obra a menudo refleja una combinación de tradición y modernidad. Su formación académica en instituciones rusas y su exposición a movimientos vanguardistas europeos se combinan para producir un estilo distintivo y resonante. Otros trabajos suyos, como el famoso Báño Del Caballo Rojo, también muestran su maestría en la utilización del color y la composición para evocar estados emocionales complejos.

En resumen, La Hija de un Artista es una evocación magistral de la juventud y la introspección, lograda a través del dominio técnico y la sensibilidad artística de Kuzma Petrov-Vodkin. Cada elemento en la pintura, desde la elección del color hasta la composición espacial, está cuidadosamente elaborado para crear una obra que es tanto un retrato íntimo como una declaración artística de gran profundidad.

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