Autorretrato - 1916


Tamaño (cm): 60x60
Precio:
Precio de venta$196.100 CLP

Descripción

El Autorretrato de 1916 de Ferdinand Hodler se presenta como una obra de íntima confrontación, uno de los últimos testimonios artísticos del renombrado pintor suizo. En esta pintura, Hodler nos habla directa y profundamente desde el lienzo, ofreciendo una mirada que trasciende la mera representación física para adentrarse en los dominios introspectivos de su propia existencia.

La composición de la obra es a la vez simple y poderosa. El fondo neutro pone de relieve la figura del artista, quien se retrata en un acercamiento frontal que sugiere honestidad y franqueza. Hodler se pinta a sí mismo con una expresión grave, cargada de seriedad y reflexión. Esta actitud introspectiva revela mucho sobre el estado anímico del autor en el ocaso de su vida y carrera, dado que fallecería dos años más tarde, en 1918.

Los colores en la obra juegan un papel crucial en la transmisión de su mensaje. La paleta de tonos neutros, con un predominio de grises, blancos y sutiles toques de color que dan vida a su rostro, crea un efecto sobrio y elegante. Al evitar la exuberancia cromática, Hodler pone énfasis en la expresividad de su fisonomía y la intensa mirada de sus ojos azules, que se destacan sobre el fondo monocromático. Esta elección deliberada de colores refuerza la idea de introspección y la seriedad con la que abordó esta representación final de sí mismo.

La técnica de Hodler, caracterizada por sus trazos precisos y delineados, se aprecia en la forma meticulosa en la que perfila su rostro y su cabello. Cada línea parece calculada, estudiada, lo que denota su estatus como un maestro del arte suizo. Este autorretrato es una clara demostración del estilo que lo identificó, denominado "paralelismo", donde la simetría y la repetición de formas juegan un papel central. Aunque el efecto de paralelismo es más sutil en este autorretrato comparado con sus trabajos más emblemáticos, es perceptible en la meticulosa construcción del rostro y la cabeza.

Cabe señalar que este autorretrato pertenece a una serie de retratos y autorretratos que Hodler creó durante su carrera, muchos de los cuales revelan una progresiva evolución tanto en técnica como en la profundidad psicológica con la que abordó sus sujetos. Comparando esta obra con sus primeras piezas, se puede observar un notorio crecimiento en su dominio sobre el medio y su capacidad para plasmar su propia psique en el lienzo.

Resulta interesante también mencionar el contexto histórico y personal en el que esta obra fue creada. En 1916, Hodler vivía en Suiza, un país neutral durante la Primera Guerra Mundial, lo que le permitió seguir trabajando sin las interrupciones bélicas que afectaron a muchos de sus contemporáneos. Sin embargo, la guerra y los problemas de salud personales, como su deterioro físico, seguramente influyeron en el tono melancólico y meditativo del autorretrato.

En conclusión, el Autorretrato - 1916 de Ferdinand Hodler es mucho más que una imagen; es una ventana a la vida emocional y física del artista en sus últimos años. Con una sobria paleta de colores, una composición frontal y una mirada introspectiva, Hodler consigue transmitir una poderosa sensación de autenticidad, reflexión y dignidad. Esta obra es un testamento silencioso pero elocuente del genio de Hodler y su inquebrantable compromiso con la exploración de la condición humana a través del arte.

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