Retrato De Margarita Murashko - 1909


Tamaño (cm): 55x50
Precio:
Precio de venta$171.400 CLP

Descripción

El "Retrato de Margarita Murashko", pintado en 1909 por Oleksandr Murashko, destaca como una obra emblemática del retratismo ucraniano de inicios del siglo XX, y proporciona una rica perspectiva sobre el estilo personal de su autor. Oleksandr Murashko, reconocido por sus contribuciones al arte en Ucrania, manifiesta a través de esta pieza no solo su maestría técnica, sino también un profundo entendimiento de la psicología de sus personajes.

La composición de la obra se centra en la figura de Margarita, quien es presentada con un aire de dignidad y seriedad. La forma en que Murashko ha dispuesto el espaciado en el lienzo permite al espectador concentrarse directamente en la expresión sutil de la sujetada. Margarita no solo es un modelo, sino que aparece como un sujeto en el que se refleja una unión personal, alusiva a vínculos familiares, ya que era su esposa. Esta relación íntima se pone de manifiesto en la delicada representación de sus rasgos faciales, donde cada sombra y cada luz han sido aplicadas con un cuidadoso sentido del volumen y la naturaleza del retrato.

El uso del color es otro punto esencial en la obra. Murashko opta por una paleta de tonos cálidos que abren la pintura a una atmósfera acogedora. Los sutiles matices de color que se pueden observar en el vestido de Margarita, un azul profundo que contrasta con fondos más claros, ayudan a centrar la atención en su figura. Este juego de colores evoca emociones de calma y serenidad, así como una reflexión sobre la vida cotidiana y el entorno cercano de la artista. Murashko logra, además, infundir en la obra una cierta tridimensionalidad, lo cual se puede observar en la forma en que la luz cae sobre el rostro y la vestimenta de Margarita.

Es relevante mencionar la interacción de la luz y la sombra, un aspecto que habla mucho del estilo pictórico de Murashko, que se inscribe dentro del movimiento del realismo y del simbolismo, influencias palpable en la forma en que retrata las emociones de su sujeto. A través de la manipulación del claroscuro, el pintor consigue dar vida a la figura, imbuirla de un sentido de presencia casi palpable. En este sentido, el retrato se alza más allá de una mera representación física, transgrediendo a un retrato emocional y psicológico de la figura retratada.

El legado de Oleksandr Murashko es significativo en el contexto del arte ucraniano, y este retrato es una clara manifestación de tal legado. Al observar "Retrato de Margarita Murashko", se percibe cómo el artista estableció un diálogo entre lo personal y lo universal, logrando trascender el simple acto de representación. Es este entrelazado de lo biográfico y lo artístico lo que ofrece al espectador no sólo un vistazo a la vida de Margarita, sino también una conexión más profunda con el sentimiento que impregna cada pincelada.

A medida que exploramos este retrato, nos advertimos de un momento y un espacio llenos de historia y emoción, invitando no solo a la contemplación, sino también a la reflexión sobre las conexiones humanas que subyacen en toda la obra del artista. La pintura es, en última instancia, un recordatorio de que el arte es, y siempre será, un espejo de la experiencia humana.

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