Paisaje Con La Casa Blanca - 1929


Tamaño (cm): 60x60
Precio:
Precio de venta$189.200 CLP

Descripción

Kazimir Malevich, una de las figuras fundamentales del arte moderno, es conocido principalmente por su trabajo en el Suprematismo, un estilo que prioriza la geometría y el uso de formas puras como elementos principales de la composición artística. Sin embargo, en la pintura "Paisaje Con La Casa Blanca" de 1929, Malevich nos muestra una faceta diferente de su ingenio artístico, una que se adentra en las fronteras del neorrrealismo sin perder del todo su carácter innovador y su búsqueda continua de la esencia del arte.

Uno no puede evitar notar de inmediato la fuerza del color en esta obra. Malevich utiliza una paleta bastante restringida, pero con una intensidad que deja una huella profunda en el observador. La blanca casa que da título a la obra se eleva imponente en el centro de la composición, destacando no solo por su color, sino también por las líneas claras y definidas que la conforman. Esta edificación se convierte en el punto focal, capturando la atención y sirviendo como ancla alrededor de la cual se estructuran el resto de los elementos del paisaje.

El uso del color es notablemente expresivo. Malevich no se detiene en los matices suaves, sino que opta por colores saturados: el rojo y el verde se emplean con valentía, y el cielo se presenta en un azul puro y brillante que aporta un contraste vibrante con el blanco inmaculado de la casa. Estos colores contribuyen a una sensación de claridad y nitidez que parece casi utópica. A primera vista, la escena es simple, pero una inspección más detenida revela la complejidad en la forma en que Malevich organiza los elementos.

La composición es ordenada y casi geométrica, lo cual es un sello distintivo del artista. Las formas rectangulares y cúbicas del paisaje y la estructura de la casa resaltan su formación en el Suprematismo, pero también apuntan hacia una fase de transición en su obra. Malevich logra balancear una representación casi arquitectónica con un toque de lirismo que impregna todo el cuadro.

Un aspecto que invita a la reflexión es la ausencia de figuras humanas. La escena está completamente desprovista de presencia humana, lo que podría interpretarse como un comentario sobre la alienación moderna o un deseo de Malevich de centrar la atención exclusivamente en la arquitectura y el paisaje mismos, sin la distracción de la vida humana. En lugar de eso, el espectador se queda con una sensación de quietud y contemplación, enfrentándose directamente con las formas y los colores, obligados a considerar el mensaje puramente visual y estético.

Este cuadro no solo se destaca por su valor estético, sino también porque revela una fase particular en la carrera de Malevich. Después de sus experimentaciones extremas con la abstracción pura, "Paisaje Con La Casa Blanca" parece ofrecer un respiro, un momento de introspección y síntesis de sus propias exploraciones artísticas. Aquí, Malevich parece reconciliarse con una representación más figurativa sin abandonar completamente los principios del Suprematismo.

En conclusión, "Paisaje Con La Casa Blanca" es una obra que encapsula una deliciosa ambigüedad; es reconocible y, sin embargo, profundamente abstracta en su esencia. Refleja a un Malevich que no teme explorar nuevas avenidas artísticas, quien aunque conocido por su arte radicalmente abstracto, también tiene la habilidad y la sensibilidad para ofrecer obras que invitan a la meditación visual a través de la simplicidad aparente y la pureza del color.

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