La proveedora (copia de Chardin) 1893


Tamaño (cm): 40x45
Precio:
Precio de venta$140.700 CLP

Descripción

En el vasto panorama de la pintura moderna, la obra de Henri Matisse emerge como una sinfonía de colores y formas que revolucionaron el arte del siglo XX. Sin embargo, es fascinante observar cómo este maestro del fauvismo, conocido por su estilo distintivamente audaz y vibrante, también rindió homenaje a los grandes maestros del pasado, como lo demuestra su "La Pourvoyeuse (copy After Chardin)" de 1893.

Al abordar "La Pourvoyeuse", encontramos a un Matisse joven de apenas 24 años, inmerso en su formación artística y exudando un profundo respeto por Jean-Baptiste-Siméon Chardin, el aclamado pintor francés del siglo XVIII conocido por sus escenas de la vida doméstica y naturalezas muertas. La obra de Chardin, rica en detalles y equilibrio, se convierte en la musa de Matisse, quien replica la pieza con una dedicación minuciosa.

En esta copia, Matisse capta la esencia del original de Chardin con notable fidelidad. La composición presenta a una figura femenina central, la "proveedora", inmersa en un ambiente doméstico de la época. La mujer, ataviada con una cofia y un delantal, sujeta con firmeza un pez grande, probablemente destinado a la cocina. A su alrededor, un entorno cuidadosamente detallado con utensilios y elementos propios de una cocina del siglo XVIII. Es interesante cómo Matisse, a través de esta reproducción, estudiaba la riqueza en la representación de objetos cotidianos y la disposición armoniosa de los elementos que caracterizan las obras de Chardin.

El uso del color en "La Pourvoyeuse" de Matisse es especialmente remarcable. Aunque la paleta cromática se mantiene considerablemente fiel al original, hay una sutileza en la aplicación del color que anticipa el desarrollo posterior del estilo propio de Matisse. Los tonos terrosos y cálidos dominan la escena, generando una atmósfera de intimidad y cotidianeidad. La luz suave y difusa realza los detalles, reflejando la maestría de Chardin en el manejo de la luminosidad y el claroscuro.

A través de esta obra, no solo se atisba la destreza técnica de un joven Matisse, sino también su afán por comprender y desentrañar los misterios compositivos de sus predecesores. Es una ventana abierta a su proceso de aprendizaje y su capacidad para absorber influencias mientras buscaba su propia voz artística. Resulta significativo que, en su búsqueda de identidad, Matisse eligiera a Chardin, un pintor cuyo enfoque en la simplicidad y la belleza de la vida cotidiana resonaría profundamente en las futuras exploraciones de Matisse sobre el color y la forma.

"La Pourvoyeuse (copy After Chardin)" es, en definitiva, un testimonio elocuente de la conexión entre generaciones de artistas y de cómo cada pintor, a su manera, rinde tributo a la excelencia y la innovación del pasado para edificar los cimientos de su propio legado. En el caso de Matisse, esta obra revela la convergencia de tradición y modernidad, una confluencia que definiría el resto de su extraordinaria carrera.

Este ejercicio de introspección y reverencia es una joya escondida en la carrera de Matisse y ofrece a los aficionados al arte una mirada enriquecedora sobre los inicios de uno de los más grandes artistas del siglo XX. Esta pintura, aunque anclada en un homenaje al pasado, ya exhibe el incipiente brillo del genio que estaba por desatar la ola vibrante del fauvismo y transformar el lenguaje visual para siempre.

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