Un Hombre Casado Y Una Solterona - 1799


Taille (cm): 75x50
Prix:
Prix ​​de vente₩326,000 KRW

Description

La obra "Un Hombre Casado y Una Solterona" (1799) de Kitagawa Utamaro es un ejemplo elocuente del ukiyo-e, el estilo pictórico del Japón en el período Edo, caracterizado por su enfoque en la representación de la vida cotidiana y las relaciones humanas. Utamaro, uno de los más destacados maestros de este género, es célebre por su habilidad para captar la esencia de la intimidad y la emocionalidad humana a través de sus retratos. En esta obra, se pueden observar temas de la sociedad japonesa de su tiempo, así como aspectos sutiles de la dinámica entre sus personajes.

Visualmente, la composición de la pintura es notable por su delicadeza y equilibrio. Utamaro logra crear una atmósfera de cercanía mediante el uso de líneas suaves y un esquema de color que enfatiza la calidez de la interacción entre el hombre casado y la mujer soltera. Los colores predominantes son tonos terrosos y suaves, que aportan una sensación de naturalidad y armonía. La manera en que el color se aplica en la vestimenta de los personajes, rica en patrones y matices, refleja la atención al detalle que caracteriza a Utamaro, fusionando elementos de estilo con una narrativa sutil.

En términos de personajes, el hombre casado y la solterona están representados de manera que sugieren una relación compleja, casi íntima, aunque inmersa en las convenciones sociales de su época. Ambos personajes parecen estar inmersos en un diálogo visual, el uno con el otro, a pesar de las barreras que sus respectivas circunstancias pueden presentar. Esta relación compleja invita a los espectadores a considerar las nociones de deseo, la soledad y la búsqueda de conexión en un contexto social estratificado. La postura y la actitud de ambos personajes, así como sus expresiones faciales, transmiten una profunda carga emocional que va más allá de la simple representación.

El ukiyo-e de Utamaro, y particularmente esta pintura, se destaca no solamente por su habilidad técnica, sino también por su capacidad para representar las sutilezas de la psicología humana. La obra es una reflexión sobre la condición humana, atrapada entre el deber social y el anhelo personal, un tema que sigue siendo relevante en la contemporaneidad. A través de esta obra, Utamaro parece recordar a los espectadores que detrás de las convenciones sociales que a menudo rigen las relaciones humanas hay historias personales y emociones intensas.

En su contexto histórico, "Un Hombre Casado y Una Solterona" puede ser considerada un testimonio de las complejidades de la vida urbana en Edo, donde los intercambios y las interacciones entre diferentes personas de la sociedad eran a menudo más ricos y diversos de lo que se puede suponer. La obra es parte de un legado que continúa influenciando tanto a artistas como a críticos en la búsqueda de entender las relaciones interpersonales a través del arte.

La pintura, con su intrincada propuesta visual y emocional, invita a un recorrido reflexivo. Al observarla, el espectador no solo es un testigo de una escena, sino una parte activa en el unfolding de las narrativas humanas que Utamaro nos invita a explorar. Por ello, "Un Hombre Casado y Una Solterona" se erige no solamente como una obra maestra del ukiyo-e, sino como un puente hacia diálogos sobre el amor, la soledad y la humanidad en general. Su atemporalidad radica en su capacidad para capturar, de maneras sutiles y profundas, la esencia de lo humano en toda su complejidad y belleza.

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