Descripción
La pintura St Bartholomew del maestro holandés Rembrandt es una obra que destaca por su intensidad y dramatismo. La figura del santo, representado con una expresión de dolor y sufrimiento, es el centro de la composición. La luz, que incide de forma diagonal sobre el personaje, crea un efecto de claroscuro que acentúa el dramatismo de la escena.
El estilo artístico de Rembrandt, caracterizado por su técnica de pincelada suelta y su habilidad para captar la luz y la sombra, se hace evidente en esta obra. El artista utiliza una paleta de colores sobria y oscura, en la que predominan los tonos marrones, grises y negros. Sin embargo, el rojo intenso de la túnica de Bartholomew y el blanco de su piel contrastan con el fondo oscuro y aportan un efecto de luminosidad.
La historia de la pintura es interesante, ya que fue encargada por el cirujano y anatomista holandés Nicolaes Tulp en 1634 para su sala de disección. La obra formaba parte de una serie de retratos de los miembros del gremio de cirujanos, y se utilizaba para ilustrar las lecciones de anatomía. La figura de Bartholomew, uno de los doce apóstoles de Jesús, se relacionaba con la anatomía debido a su martirio, en el que se le desolló vivo.
Un aspecto poco conocido de la obra es que fue robada en 1990 del Museo Isabella Stewart Gardner de Boston, y todavía no ha sido recuperada. La pintura, junto con otras trece obras maestras, fue sustraída por un grupo de ladrones que se hicieron pasar por policías. La investigación sigue abierta y la pintura sigue siendo una de las más buscadas del mundo del arte.
En resumen, la pintura St Bartholomew de Rembrandt es una obra que destaca por su técnica, su intensidad y su dramatismo. Su historia y su desaparición la convierten en una obra aún más interesante y enigmática.