Manzanas En Un Tazón - 1888


Tamaño (cm): 75x55
Precio:
Precio de venta7,616.00TL

Descripción

La obra "Manzanas en un Tazón" (1888) de Paul Gauguin es una magnífica representación de la transición entre el postimpresionismo y los inicios del simbolismo, un período en el que el artista buscaba distanciarse de la representación naturalista en favor de una expresión más subjetiva y a menudo cargada de significado. En esta pintura, Gauguin elige un tema cotidiano, pero lo aborda con una singularidad que transforma el simple objeto en un campo de exploración visual y sensorial.

La composición se centra en un tazón de manzanas que se sitúa en una mesa, con un fondo cálido y suave que parece abrazar los elementos en primer plano. Las manzanas son las protagonistas indiscutibles; su color vibrante —varios tonos de rojo y amarillo— contrasta delicadamente con el fondo más neutro, lo que permite que el espectador se centre en su solidez y volumen. Gauguin no se preocupa por una representación realista de estos frutos, sino que juega con la saturación y la simplificación de formas para evocar sensaciones en lugar de realidades cotidianas. Esto es típico del estilo de Gauguin, quien, a lo largo de su carrera, se opuso a la representación visual directa en favor de una visión más idealizada y emotiva.

Los colores en "Manzanas en un Tazón" son un testimonio del uso de la paleta característicamente audaz de Gauguin. Notamos la presencia de sombras en tonos de azul oscuro que añaden profundidad, contrastando con los cálidos tonos amarillos y rojos de las manzanas. La luz parece filtrar en un ángulo que da a la superficie de las frutas una luminosidad casi etérea, invitando al espectador a una experiencia visual rica. Esta cualidad de la luz es uno de los sellos distintivos del postimpresionismo, donde la iluminación realza la forma y desde luego establece una conexión emocional con el observador.

Además, la disposición de los elementos —el tazón no se encuentra centrado completamente, y el borde de la mesa se presenta de manera un tanto inusual— induce a una sensación de intimidad y honestidad en la obra. Esta falta de perfección es un reflejo de la visión de Gauguin, quien se oponía a las convenciones del arte académico. En esta pintura, no hay personajes humanos, pero la presencia de las manzanas sugiere un diálogo entre la naturaleza y el entorno creado por el artista, llevando a una reflexión sobre lo cotidiano, el arte y la vida misma.

Dentro del contexto de su obra general, "Manzanas en un Tazón" se alinea con la serie de naturalezas muertas que Gauguin exploró en este periodo. Pinturas similares, como las de Cézanne, también abordaban el mismo género, pero la interpretación y el enfoque de Gauguin hacia el color y la emoción difieren notablemente. Su deseo de llevar lo simple hacia lo simbólico o emocional resuena en esta obra, invitando a una interpretación más allá del objeto representado.

Así, "Manzanas en un Tazón" no sólo es una obra sobre la representación de frutas, sino una pieza que se adentra en la psicología del color, la forma y el simbolismo. Con esta obra, Gauguin no solo capta la esencia de su época, sino que establece un puente hacia el expresionismo y el simbolismo que influyó en generaciones posteriores de artistas. A través de su estilo audaz y su compromiso con la expresión personal, esta pintura sigue siendo un testimonio de su genio artístico y su capacidad para transformar lo cotidiano en un encuentro con lo sublime.

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