Manzana Y Cereza - 1917


Tamaño (cm): 60x75
Precio:
Precio de venta7,911.00TL

Descripción

La obra “Manzana y Cereza” de Kuzma Petrov-Vodkin, pintada en 1917, refleja con maestría la exploración de la naturaleza muerta a través de una percepción inusual y cálida que caracteriza el arte del autor ruso. Kuzma Petrov-Vodkin, conocido por sus experimentaciones y técnicas poco convencionales, recurría a connotaciones simbólicas y espirituales en sus creaciones, y esta obra no es una excepción.

En esta pintura, Petrov-Vodkin presenta una disposición sencilla y sobria: una manzana y una cereza sobre una superficie discreta. El fondo, un tanto abstracto, permite concentrar la atención en los dos elementos centrales, liberándolos del contexto de detalles innecesarios y propiciando una reflexión más profunda sobre la esencia de los objetos representados. La manzana, un fruto maduro y prominente, se muestra con sutileza en su forma redondeada y su textura delicada, mientras que la cereza, pequeña y vibrante, aporta un toque de contraste y tensión.

Los colores elegidos por Petrov-Vodkin son ricos y evocadores. La manzana es pintada en tonos cálidos de rojo y naranja que se suavizan en un juego de luces y sombras meticulosamente trabajadas. La cereza se presenta en un rojo profundo, atrayendo la mirada del espectador con su intensidad. La superficie sobre la que reposan los frutos parece emerger de un azul grisáceo que, junto al fondo, otorga una atmósfera etérea y casi misteriosa a la composición.

El equilibrio logrado a través de la disposición de los elementos es notable. La colocación de la manzana y la cereza no sigue una simetría estricta, sino que refleja un balance natural, casi espontáneo, que sugiere una interacción orgánica entre los frutos. Este equilibrio es potenciado por el uso magistral de la perspectiva, un recurso característico en la obra de Petrov-Vodkin, que da una sensación de profundidad y espacio curvo. Los objetos parecen coexistir en un campo de fuerza, donde las líneas y los planos no se alinean de manera convencional, sino que crean un movimiento sutil pero perceptible en la pintura.

No se puede dejar de mencionar que la elección de estos frutos puede implicar un simbolismo más profundo que trasciende lo meramente decorativo. La manzana y la cereza, frutos sencillos y cotidianos, cobran una especial dignidad y una intemporalidad bajo la mirada de Petrov-Vodkin. En el contexto del año 1917, una época de tumulto y transformación en Rusia, esta obra representa una pausa contemplativa, una meditación sobre la simplicidad y la belleza inherente en lo cotidiano y lo natural.

Kuzma Petrov-Vodkin, además de sus contribuciones significativas al arte ruso, dejó una huella indeleble a través de su búsqueda incesante de nuevas formas de expresión y su desafío a los convencionalismos pictóricos. “Manzana y Cereza” no es solamente una representación de frutas sino una invitación a mirar más allá de lo visible, a encontrar lo extraordinario en lo ordinario. La obra se destaca no solo por su técnica y composición, sino por la poética visual que encarna, una poética que sigue resonando con fuerza en el espíritu de quienes la contemplan.

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