Jeanne Duval - La Amante De Baudelaire - Reclinada (Dama Con Abanico) - 1862


Tamaño (cm): 75x60
Precio:
Precio de venta$337.00 SGD

Descripción

La obra “Jeanne Duval - La Amante de Baudelaire - Reclinada (Dama con Abanico)” de Édouard Manet, creada en 1862, se erige como una de las representaciones más sofisticadas y emotivas de la figura de Jeanne Duval, la musa del gran poeta Charles Baudelaire. Este retrato no solo captura la esencia de su persona a través de la mirada apasionada y los gestos sutiles, sino que también se inserta en un contexto más amplio de la modernidad del siglo XIX que Manet quería explorar.

El cuadro irradia una intimidad palpable a través de la disposición de su sujeto. Jeanne, reclinada languidamente sobre un fondo oscuro, sostiene un abanico que aporta una puesta en escena que sugiere tanto coquetería como un refugio contra la mirada del mundo exterior. La elección de un fondo sombrío resalta su figura y acentúa el juego de luces y sombras que caracteriza el trabajo de Manet. La luz suave, casi tenue, que baña su rostro y parte de su vestido, contrasta con el sombrío fondo, evocando una atmósfera casi onírica. Manet, con su maestría de pinceladas sueltas y su enfoque en el color, escapa de la pulcritud académica, dirigiéndose hacia una representación más libre y evocadora.

El uso del color, especialmente los tonos de piel, revela la influencia que Manet recibió del impresionismo, aunque su trabajo se sitúa en una esfera más cerca del realismo y del clasicismo contemporáneo. La paleta elegida resalta la calidez de los tonos y la luminosidad en la piel de Jeanne, despertando emociones de deseo y vulnerabilidad. El vestido negro que lleva, con detalles en blanco, complementa su figura y acentúa la conexión entre la luz y la sombra que Manet orquesta magistralmente.

Manet utiliza el abanico no solo como un elemento accesoria, sino como un símbolo de la feminidad y el arte del seducir. La posición del abanico, elevado en un gesto casi ritual, puede interpretarse como un reflejo de la propia naturaleza de Jeanne como musa y objeto de deseo. Este gesto, inscripto en el espacio pictórico, se convierte en un relato visual que, aunque impersona a una figura específica, resuena con la universalidad de la feminidad y el deseo que atraviesa el arte occidental.

El retrato de Jeanne Duval también destaca el interés de Manet por explorar las relaciones entre los hombres y las mujeres de su tiempo. En este sentido, la pintura se puede leer como un comentario sobre el papel de la mujer en la sociedad – una mujer que, a pesar de ser la musa de un poeta venerado, permanece en una postura de melancólica reclinación, retratada con tanto cuidado pero también con amenaza de ser vista únicamente bajo la óptica masculina.

La obra, aunque menos conocida que otras de Manet, como “Olympia” o “El almuerzo sobre la hierba”, se inscribe dentro de su exploración del retrato como un espacio de proyección de la identidad, la estética y las dinámicas sociales de su tiempo. A través de “Jeanne Duval - La Amante de Baudelaire”, Manet no solo capta la belleza, sino que también abre un compás de reflexión sobre la figura de la mujer en el arte y en la vida, un tema recurrente en su obra que sigue siendo relevante para el análisis contemporáneo. La pintura se erige, por tanto, como un testimonio de la complejidad del amor, el arte y la modernidad, ofreciendo al espectador no solo una imagen, sino un profundo relato sobre la condición humana.

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