Descripción
El principal pintor religioso de Sevilla y gran maestro de la época dorada de España, Murillo fue uno de los artistas europeos más célebres.
Las raras e insólitas escenas de género de Murillo, que siempre han gozado de gran popularidad, no tienen ningún precedente real en España. Sus escenas de la vida callejera contemporánea desafían una interpretación simple. Cuatro figuras en un escalón aborda al espectador, quien se insinúa en una escena con un reparto de personajes inquietante. La joven junto al joven sonriente tuerce el rostro en un guiño mientras levanta el pañuelo sobre su cabeza. Si bien este último gesto había aludido a la fidelidad conyugal desde la época clásica, en este contexto puede señalar su disponibilidad. La mujer mayor acuna de manera protectora la cabeza de un niño cuyos pantalones rotos revelan su trasero, un detalle que se había cubierto dos veces con pintura, pero que ahora está restaurado a su estado original.
Por otro lado, la mujer madura también se asemeja a los personajes con gafas de las pinturas de género holandés y flamenco, entre ellos mujeres virtuosas que inspeccionan la cabeza de los niños en busca de piojos. En estas obras que Murillo conoció a través de los grabados, despiojar a un niño servía como metáfora de la limpieza del alma, así como del cuerpo. Si no es simplemente una representación de los coloridos personajes que se encuentran en las calles de Sevilla, Cuatro Figuras en un Escalón puede llevar un mensaje de advertencia y moralización, instando al espectador a evitar las tentaciones de los placeres mundanos.