Botella Y Frutero Sobre Una Mesa - 1918


Tamaño (cm): 60x75
Precio:
Precio de venta$337.00 SGD

Descripción

La obra "Botella y Frutero sobre una Mesa" de María Blanchard, pintada entre 1917 y 1918, es un excelente ejemplo de la maestría de esta artista en el ámbito del cubismo, un estilo que ella abrazó e interpretó de manera única dentro del contexto del arte español del siglo XX. Blanchard, reconocida por su habilidad para fusionar la geometría con la representación de objetos cotidianos, logra en esta pieza un equilibrio sutil entre el rigor formal y la expresión emocional.

La composición de la pintura revela un diálogo constante entre los volúmenes y las formas. La botella, de contornos cúbicos y delineados, se presenta en un plano que resalta su frontalidad, mientras que el frutero, con su forma más orgánica, parece crear una tensión visual que contrapone el orden y la fluidez. Esta narrativa visual es característica del cubismo, donde los objetos son descompuestos y recombinados en la superficie del lienzo, y donde la perspectiva tradicional se ve desafiada en favor de una visión múltiple y fragmentada.

En términos de color, Blanchard utiliza una paleta que evoca tanto la sobriedad como la vivacidad. Los tonos predominantes de azules, ocres y verdes proporcionan un ambiente armónico, mientras que los claros y oscuros generan un juego de luces que confiere profundidad a la obra. La luz, sutilmente modelada, modula los elementos, dándoles una corporeidad que parece trascender la bidimensionalidad del lienzo. Este tratamiento del color no solo sirve para la composición, sino que también aporta un sentimiento de serenidad y contemplación.

Aunque la pintura no presenta figuras humanas, la presencia de los objetos transformados en protagonista sugiere una narrativa más amplia, quizás relacionada con el entorno doméstico y la intimidad de la vida cotidiana. La ausencia de personajes permite que la mirada del espectador se centre en los objetos, invitándolo a contemplar la relación entre ellos y la forma en que ocupan el espacio. Esta elección subraya el enfoque de Blanchard en lo cotidiano, dotándolo de un significado más profundo a través de la simplicidad de la forma y la disposición.

María Blanchard, a menudo eclipsada por sus contemporáneos, como Pablo Picasso y Juan Gris, se esforzó por expresar una perspectiva personal sobre el cubismo, aportando además una sensibilidad femenina que es sutil pero profundamente resonante. Su producción artística no solo incluyó naturalezas muertas como "Botella y Frutero sobre una Mesa", sino también retratos y composiciones en las que exploraba la identidad y la condición humana. En este sentido, su obra es un testimonio de la capacidad de un artista para encontrar belleza y verdad en lo aparentemente banal.

En resumen, "Botella y Frutero sobre una Mesa" no solo es una representación estilizada de la vida cotidiana, sino que también es una exploración del espacio, la luz y la forma que desafía al espectador a experimentar el mundo a través de los ojos de María Blanchard. Esta obra se erige como un hito dentro de su trayectoria y del cubismo en general, invitando a la reflexión sobre el papel de la mujer en el arte y la riqueza del entorno doméstico como fuente de inspiración. La maestría de Blanchard en la construcción de significado a partir de la forma y el color subraya su lugar como una figura central en la historia del arte moderno.

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