Descripción
Nacido en Renania pero formado por un maestro holandés en Colonia, Hans von Aachen fue el pintor más importante de la corte de Praga, además de Bartholomäus Spranger.
Como su rival, Aquisgrán había pasado mucho tiempo en Italia, Venecia, Roma y Florencia. Ambas características son la combinación del tratamiento superficial holandés y las proporciones y posturas manieristas de las figuras, que se remontan a Parmigianino. Así, ambos artistas son considerados exponentes de una de las últimas manifestaciones del manierismo europeo.
En esta pintura se encuentra rasgos explícitamente cortesanos, que fueron defendidos personalmente por el emperador Rodolfo II. La clara preferencia por los temas eróticos es también una característica distintiva del arte de la corte rudolfina.
Ceres, la diosa romana de la fertilidad, domina el primer plano de la pintura en una sorprendente vista trasera. Sus extremidades alargadas y los movimientos opuestos del torso y la cabeza son rasgos característicos del manierismo. Baco, el dios del vino, se ha acercado a Ceres por detrás. La toca tiernamente, mirándola a ella con gozosa anticipación, mientras ella a su vez fija su mirada en el espectador. El niño de abajo a la izquierda les presenta una canasta de frutas y verduras.
Aunque la figura del niño no ha sido claramente identificada como el Amor, esta interpretación tendría algo de sentido: “Sine Cerere et Baccho friget Venus” - “Sin Ceres y Baco, Venus es fría” (o en sentido figurado: “Sin comida ni bebida, el amor enfría ”).
Esta cita del dramaturgo romano Terence se ha convertido en una frase proverbial y probablemente sea la clave para comprender este cuadro emblemático.
Falta la Venus "helada", que tradicionalmente se calienta las manos junto al fuego. Sin embargo, es posible que la estrecha franja de luz en la esquina superior izquierda en la parte posterior, que se destaca sobre el fondo pedregoso, sea el reflejo de este fuego.