50 (64) Santuario Kumano Jūnisha En Tsunohazu - Conocido Como Jūnisō - 1857


Tamaño (cm): 55x85
Precio:
Precio de venta$346.00 SGD

Descripción

La pintura "Kumano Jūnisha en Tsunohazu - Conocido como Jūnisō" de Utagawa Hiroshige, creada en 1857, es un fascinante ejemplo del arte ukiyo-e y la maestría de este renombrado artista japonés. Hiroshige, conocido por su profunda conexión con la naturaleza y su capacidad para capturar la belleza efímera de las estaciones, ofrece en esta obra una representación conmovedora del santuario Kumano Jūnisha, un lugar de peregrinación que ahora se ha transformado en un icono de la espiritualidad en Japón.

La composición de la pintura se destaca por su perspectiva delicada y equilibrada. Un camino serpenteante lleva la mirada del espectador a través de un entorno natural vibrante hacia el santuario, ubicado en la parte superior de la obra. Este uso del espacio invita a la contemplación y guía al espectador en un viaje visual que refleja el proceso de la peregrinación, tanto espiritual como física. Los árboles y el terreno flanquean el camino, actuando como guardianes que realzan la sensación de movimiento y profundidad.

El color es otro de los aspectos que sobresale en esta obra. Hiroshige utiliza una paleta rica y variada, que abarca desde verdes exuberantes hasta sutiles tonos azulados y anaranjados, sugiriendo la caducidad de la luz del día y el paso del tiempo. Esta elección cromática no solo proporciona un impacto visual inmediato, sino que también refuerza la atmósfera de serenidad y devoción que se respira en el ambiente del santuario. Los tonos de azul en el cielo contrastan de manera cautivadora con los colores terrosos y naturales del paisaje, sugiriendo una conexión entre el cielo y la tierra, lo divino y lo cotidiano.

A pesar de que la pintura no presenta personajes específicos en el primer plano, la presencia de figuras diminutas caminando por el sendero evoca un sentido de comunidad y la continuidad de la tradición judicial en el santuario. Estas figuras, aunque sutiles, aportan un sentido de escala y humanizan el entorno, recordando al espectador que este lugar es tanto un sitio de fervor espiritual como un espacio compartido por personas en búsqueda de conexión y paz.

Hiroshige, quien fue un maestro del paisaje, no solo captura la esencia de su entorno, sino que también transmite un profundo sentido de lugar, un eco de su propia experiencia personal y cultural. A menudo, el trabajo de Hiroshige se centra en la inmortalización de lugares y momentos específicos, y este cuadro no es una excepción. A medida que los espectadores contemplan la obra, pueden sentir la invitación a explorar no solo el paisaje, sino también su significado interno, reflejando las ansias y anhelos de aquellos que visitan el santuario.

"Kumano Jūnisha en Tsunohazu" forma parte de la serie "Cincuenta y tres estaciones de Tōkaidō”, donde Hiroshige retrata diferentes vistas, caminos y lugares emblemáticos de Japón. Su habilidad para fusionar el paisaje con la experiencia humana es fundamental en la atracción que ejerce esta obra, lo que la convierte en un testimonio perdurable de su talento y visión. El cuadro no solo es una representación visual sino un recordatorio de la relación inquebrantable entre el hombre, la naturaleza y lo sagrado, una conexión que sigue resonando a través del tiempo en la cultura japonesa.

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