Retrato De Una Mujer - 1934


Tamaño (cm): 50x60
Precio:
Precio de venta2 459 SEK

Descripción

La obra "Retrato de una Mujer - 1934" de Kazimir Malevich representa una encrucijada fascinante entre las últimas etapas del arte moderno y una revaloración de la pintura figurativa. Conocido principalmente por ser el fundador del Suprematismo, un movimiento que buscaba la supremacía de la sensibilidad pura en el arte, Malevich se distancia con esta pintura de su conocida abstracción geométrica para ofrecer una interpretación más personal y melodiosa de la figura humana.

Al observar "Retrato de una Mujer - 1934", uno se encuentra inmediatamente envuelto en una atmósfera de serenidad y contemplación. La figura de la mujer, centrada en la composición, está delineada con una simplicidad casi escultórica que denota una maestría en el manejo del espacio y la forma. Malevich conserva su habilidad para abstraer, reduciendo los detalles a sus componentes más esenciales, pero sin abandonar la identificación clara del sujeto. La mujer, ataviada con un vestido blanco, luce un semblante sereno, inscrito en una aparente quietud que transmite una introspección profunda. Es relevante destacar el contraste entre el rostro pálido de la mujer y el uso de colores oscuros y neutros en el fondo, que subraya la figura central y aporta un aire de enigma y reverencia.

El empleo del color en esta obra es sutil y controlado, un aspecto en el cual Malevich demuestra su dominio del oficio. Los tonos ocres y marrones del fondo no desentonan con el tono claro del rostro y manos de la mujer, generando una paleta cromática armoniosa que realza la tranquilidad de la escena. Si bien es tentador buscar una narrativa detrás de esa mirada pausada, Malevich nos invita a apreciar la destilación de la forma y el color, y su capacidad para evocar emociones puras sin recurrir a detalles exagerados.

El contexto en que esta obra fue creada también es significativo. Para 1934, el panorama artístico en Rusia estaba dominado por el realismo socialista, estilo promovido por el régimen soviético para reflejar los ideales del comunismo en oposición a las corrientes modernistas y de vanguardia que habían florecido en las décadas anteriores. En este sentido, "Retrato de una Mujer - 1934" puede ser percibido como una obra de reflexión personal en la que Malevich responde a las demandas sociopolíticas del momento, sin renunciar a sus convicciones artísticas esenciales. La pintura parece tratar de equilibrar una representación accesible con una exploración más metafísica del ser.

En relación a otras obras similares en su carrera, esta pintura puede ser comparada con los retratos más tardíos de Malevich que exploran sujetos humanos con un enfoque minimalista y estilizado. Su "Retrato de Ivan Kliun" (1933) y "Chica con una Peonía" (1933) también muestran este regreso a la figura humana manteniendo un aire de depuración y esencialidad. Estas obras posteriores, aunque más figurativas, no abandonan completamente la búsqueda de la pureza de forma y la cohesión estructural que caracterizaron su período suprematista.

"Retrato de una Mujer - 1934" es, por tanto, una obra que encarna la evolución de Kazimir Malevich como artista y su capacidad para traslapar las fronteras entre la abstracción y la figuración. La pintura invita a una introspección pausada y a una apreciación de la singularidad de la figura femenina, cargada de una mística serenidad.

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