Carpintero - 1927


Tamaño (cm): 55x75
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Precio de venta2 906 SEK

Descripción

Kazimir Malevich, una de las figuras más destacadas del arte moderno y pionero del suprematismo, dejó un legado de obras que siguen siendo objeto de estudio y admiración. Entre estas se encuentra su obra "Carpintero" de 1927. La pintura no solo refleja su evolución artística, sino también un momento crucial en su carrera, cuando sus preocupaciones estéticas se entrelazaban con una intención renovada de conectar con temas más humanos y cotidianos.

En "Carpintero", Malevich retrata a una figura humana en medio de su ocupación, con una simplicidad casi monumental. La figura del carpintero está representada de manera geométrica y estilizada, reminiscentes de las formas que definieron su etapa suprematista, pero con una clara transición hacia lo figurativo. El carpintero, anónimo y sin rostro definido, se erige como símbolo del trabajador común, un guiño a la vida diaria y al valor del trabajo manual en una época de cambio social y económico en la Unión Soviética.

La composición presenta una estructura equilibrada y clara, casi arquitectónica, donde las líneas y formas geométricas conviven en armonía. El uso del color es moderado, predominando los tonos terrosos y ocres, que dotan a la escena de una atmósfera de sobriedad y enfoque. Esta paleta cromática contrasta con los vivos y a menudo discordantes colores de sus obras suprematistas anteriores, sugiriendo un viraje hacia una narrativa más accesible y tangible.

Observando los detalles, el carpintero aparece rodeado de sus herramientas y materiales, todos representados con la misma austeridad geométrica que su figura. Esta elección estilística resalta el intento de Malevich de trascender las meras representaciones realistas y crear una obra que, aunque figurativa, conserva los principios de simplificación y abstracción que fueron cruciales en su desarrollo artístico.

El contexto en el cual fue creada esta pintura es crucial para entenderla plenamente. Malevich, tras años de dedicarse completamente al abstraccionismo con el suprematismo, se encontraba en una especie de reconciliación con el mundo visible y concreto. Este proceso de retorno a lo figurativo fue paralelo a sus intentos de alinearse con las demandas oficiales del arte en la Unión Soviética de la época, que promovían una mayor accesibilidad y conexión con el proletariado.

Para Malevich, "Carpintero" no es simplemente un retrato de un oficio, sino una declaración de principios artísticos. Es la síntesis de su búsqueda de un lenguaje visual universal, capaz de hablar tanto de las ideas más abstractas como de las realidades más concretas. Es un testimonio de su capacidad para evolucionar y adaptarse, sin renunciar a sus convicciones estéticas fundamentales.

En resumen, "Carpintero" de Kazimir Malevich es una obra que encapsula un cruce de caminos en la trayectoria del artista. Es un testimonio de su capacidad para integrar lo abstracto con lo concreto, y para hablar de la vida cotidiana con una voz que sigue siendo inconfundiblemente suya. La pintura sigue siendo un punto de referencia para entender la amplitud y profundidad del genio de Malevich, revelando su compromiso continuo con la exploración y renovación de las formas artísticas.

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