Descripción
La obra "37. Hornos y el Ferry Hashiba en el Río Sumida" de Utagawa Hiroshige, creada en 1857, es un testimonio vibrante del dominio del ukiyo-e japonés, un género que captura la vida cotidiana y paisajes de Japón durante el período Edo. Hiroshige, conocido por su habilidad para representar la belleza de la naturaleza y la interrelación entre el ser humano y su entorno, aborda en esta pintura un tema específico que resuena con la cultura y la economía de su tiempo.
La composición de la obra se organiza en un equilibrio delicado entre la tierra y el agua. El río Sumida, que fluye majestuoso en el primer plano, sirve como un hilo conductor visual que une los diversos elementos de la escena. Las orillas del río están adornadas por hornos, que se elevan en la parte izquierda del cuadro. Estos hornos, conocidos como "yaki", son un emblema de la producción cerámica y una referencia a las actividades cotidianas de la región. Hiroshige captura la funcionalidad de estos espacios, utilizando líneas suaves y formas que contrastan con la agitación del agua.
Un aspecto notable es la paleta de colores que Hiroshige emplea, la cual sitúa el cuadro en el contexto del ukiyo-e, donde los azules y verdes predominan, evocando la frescura del paisaje y el agua. El uso de tonos terrosos en los hornos proporciona un contraste que acentúa su presencia y resalta la interacción entre los elementos naturales y construidos por el hombre. Además, la técnica de impresión en colores de varias capas permite a Hiroshige lograr una profundidad visual en la obra.
En cuanto a los personajes, aunque no hay figuras humanas explícitamente prominentes en primer plano, la composición sugiere vida y actividad en el río con la sutil representación de barcos y transporte acuático. Se puede observar un pequeño ferry, que alude al comercio y la conectividad entre las comunidades. Esta sutil inclusión de la figura humana en el entorno refuerza el tema de la coexistencia y la transitoriedad, central en el ukiyo-e.
La obra, en su esencia, también refleja elementos de la cultura japonesa, mostrando cómo las prácticas cotidianas y los paisajes naturales están intrínsecamente entrelazados. La obra es parte de la serie "Las Cien Vistas de Edo", en la que Hiroshige se dedica a resaltar la belleza y la diversidad de la vida en la capital durante el período Edo. Su capacidad para capturar la atmósfera y la esencia de los lugares en un solo instante de tiempo es lo que ha llevado a Hiroshige a ser aclamado como uno de los maestros del ukiyo-e.
"37. Hornos y el Ferry Hashiba en el Río Sumida" es, por lo tanto, no solo una representación visual, sino también un diálogo visual que invita al espectador a contemplar la interacción entre las actividades humanas y el entorno natural en el periodo Edo. La obra ilumina la destreza de Hiroshige como artista, así como su profunda comprensión de la vida cotidiana japonesa en un tiempo de cambio y transformación. Este cuadro sigue siendo una ventana a un mundo donde la belleza reside en la simplicidad y la complejidad de la vida diaria, desplegando un panorama que invita a la contemplación y la conexión con lo efímero.
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