El Caballo De Westbury - 1939


Tamaño (cm): 70x60
Precio:
Precio de venta1.039,00 lei RON

Descripción

El Caballo de Westbury (1939) del artista británico Eric Ravilious es una obra que encapsula la esencia del paisaje rural inglés con una sutil maestría. Observando la pintura, nos encontramos con un panorama extenso y sereno que se desenvuelve bajo la presencia majestuosa del Caballo Blanco de Westbury, una figura de tiza en la ladera de una colina que se convierte en el protagonista absoluto de la escena.

La primera impresión que transmite la pintura es una sensación de tranquilidad y espacio abierto. Ravilious utiliza una paleta de colores suaves y fríos, predominantemente en tonos de verdes y azules, que contribuyen a crear una atmósfera de calma pastoral. La colina se despliega en un degradado de verdes y ocres, intercalados por sombras delicadas que sugieren una topografía ondulante, mientras que el cielo, nublado y difuminado, refleja la luz de un día plomizo, rasgo típico de la campiña inglesa.

La composición artística es notablemente geométrica y equilibrada. El Caballo Blanco, con sus líneas curvas y su presencia imposiblemente inmóvil, se sitúa en una ligera diagonal que va de la parte superior derecha a la parte inferior izquierda del lienzo. Esta posición no solo otorga dinamismo a la escena, sino que también guía la mirada del observador a través de la pintura, invitándolo a pasear visualmente por el resto del paisaje. En segundo plano, se perfilan diversas colinas y campos que se extienden hasta el horizonte, capturados con una precisión que parece casi topográfica.

La técnica de Ravilious se destaca por su meticuloso detalle. Precursor del renacimiento de la pintura de acuarela en Inglaterra a principios del siglo XX, Ravilious muestra en esta obra su profundo dominio de la técnica. La textura y el juego de luces y sombras en los campos, así como los tonos apagados del cielo nuboso, se logran mediante capas finas y moduladas de color, aportando tanto detalle como una impresión de ligereza.

Es interesante notar la ausencia de figuras humanas o animales en el paisaje, centrando toda la atención en la interacción entre la forma gigantesca del Caballo Blanco y la naturaleza circundante. Esto puede interpretarse como un reflejo del aislamiento y la constante inmovilidad de estos paisajes rurales, donde los elementos artificiales como el famoso Caballo Blanco, una figura histórica remontada a tiempos antiguos y tallada en el terreno característico de la región, parecen ser testigos eternos del paso del tiempo.

Ravilious, perteneciente al movimiento conocido como Neorromanticismo británico, busca capturar el espíritu y la esencia del paisaje inglés en una era de cambio y modernización. Su obra a menudo presenta una relación íntima con el lugar, destacando elementos históricos y culturales que son tanto específicos como simbólicos de su entorno. "El Caballo de Westbury" no es la excepción, situando al observador en un momento atemporal dentro del paisaje inglés.

A través de esta obra, Ravilious no solo representa una vista geográfica sino también un sentido de pertenencia y nostalgia que resuena con la memoria colectiva. "El Caballo de Westbury" se convierte así en una ventana hacia el pasado y en una meditación sobre la permanencia de la naturaleza y la fragilidad de la intervención humana en ella. La obra de Ravilious sigue siendo una invitación a redescubrir los paisajes que define con un equilibrio entre el detalle meticuloso y la atmósfera evocativa.

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