Retrato De Ferruccio Busoni - 1916


Tamaño (cm): 55x55
Precio:
Precio de venta872,00 lei RON

Descripción

El retrato de Ferruccio Busoni, pintado por Max Oppenheimer en 1916, es una obra que se inscribe en el contexto del retrato moderno, donde la exploración de la psique del individuo se combina con una técnica depurada y una paleta de colores cuidadosamente elegida. Oppenheimer, un pintor de origen austriaco que se estableció en el ámbito artístico de Berlín y más tarde en Estados Unidos, era un exponente del expresionismo y de las inquietudes culturales de su tiempo.

El retrato presenta a Busoni, un destacado compositor e intérprete de piano, en una pose que sugiere tanto introspección como autoridad. La forma en que Oppenheimer ha capturado la expresión del músico es notable; el semblante de Busoni refleja una profunda concentración y un ligero aire de melancolía que evoca su compleja personalidad y su labor en el campo de la música. La mirada del retratado se dirige hacia el espectador con intensidad, invitando a una conexión casi instantánea.

La composición artística se caracteriza por un uso audaz y expresivo de las formas, que dan cuenta del estilo modernista de Oppenheimer. La figura de Busoni está rodeada de un fondo que se presenta en una paleta de tonalidades terrosas y sombrías, lo que logra resaltar la figura del compositor, haciéndola resplandecer en el espacio pictórico. Esta elección cromática no solo enfatiza la presencia de Busoni, sino que también alude a la profundidad del carácter del artista, quien hizo frente a las tensiones culturales de su época.

Además, la técnica de pinceladas sueltas y enérgicas denota un dinamismo que puede interpretarse como un reflejo de la agitación del periodo, pues 1916 se sitúa en medio de la Primera Guerra Mundial, un conflicto que afectó profundamente a Europa y a sus artistas. La textura del óleo aplicado en la pintura aporta una sensación de inmediatez y emoción, lo que resulta particularmente eficaz en la representación del rostro y las manos de Busoni, que parecen comunicar más que simples rasgos físicos; evocan la pasión y el compromiso de un creador inmerso en su tiempo.

Este retrato no solo es un testimonio de la habilidad técnica de Oppenheimer, sino también de su interés por los individuos que habitaban el mundo artístico y cultural de principios del siglo XX. El trabajo de Oppenheimer se complejiza al abarcar temas de identidad y expresión emocional, aspectos que se vuelven cada vez más relevantes en el arte contemporáneo. El retrato de Busoni, en su singularidad, nos invita a reflexionar sobre las interacciones entre el arte, la personalidad y el contexto histórico.

En conclusión, la obra de Max Oppenheimer no solo rinde homenaje a un hombre clave en el ámbito musical, sino que también se convierte en un espejo de las tensiones y los anhelos de una época signada por el cambio. A través de este retrato, el espectador no solo descubre a Busoni, sino que también se enfrenta a las inquietudes de una era que sigue resonando en el arte y la cultura contemporáneos. La utilización del color, la forma y el espacio en esta obra revela la maestría de Oppenheimer y su capacidad para traducir la complejidad del ser humano en su arte visual.

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