Auto-Retrato - 1913


Tamaño (cm): 60x75
Precio:
Precio de venta1.070,00 lei RON

Descripción

La obra "Auto-Retrato" de António Carneiro, realizada en 1913, es una formidable representación de la introspección y la complejidad del ser humano, características que definieron la evolución estética del artista a lo largo de su carrera. Carneiro, reconocido por ser uno de los exponentes más significativos del modernismo en Portugal, utiliza este autorretrato para explorar no solo su propio semblante, sino también las inquietudes de un tiempo en que el país se encontraba en una encrucijada entre el tradicionalismo y el avance hacia el modernismo.

Observando la composición de la obra, se percibe una dinámica tensión entre lo sombrío y lo luminoso. Carneiro se presenta en el centro de la tela con una expresión que transita del asombro a la contemplación. La utilización de un fondo oscuro, casi en penumbra, resalta su rostro y, al mismo tiempo, genera una atmósfera de introspección. El uso de un colorido limitado acentúa la efectividad de la representación; los tonos terrosos y oscuros, junto con el uso de blancos y grises, construyen una paleta que refleja el sentido de melancolía e introspección que domina la obra.

Los rasgos faciales de Carneiro son intensamente expresivos y parecen estar cargados de una profunda reflexión. El artista, al mirarse en el espejo, no solo retrata su fisonomía, sino que entrelaza sus propias emociones y su contexto social en el lienzo. Esta fragmentación emotiva se alinea con las tendencias del simbolismo y el modernismo que permeaban el movimiento artístico europeo en esa época, donde el autorretrato se convierte no solo en una técnica de representación sino en un medio para indagar en la identidad y la subjetividad.

Carneiro, influenciado por distintos movimientos, crea una estética que podría vincularse con el fauvismo debido a su uso del color, aunque va más allá hacia un enfoque más personal y simbólico. La obra también resuena con la tradición del autorretrato como un vehículo para el autoexamen, una práctica que artistas como Vincent van Gogh y Edvard Munch llevaron a su clímax en el siglo XIX y principios del XX. Sin embargo, en "Auto-Retrato", el artista lisboeta inyecta su perspectiva única, marcada por la realidad histórica portuguesa y sus propias vivencias.

Asimismo, este autorretrato puede ser comprendido dentro del contexto de la obra de Carneiro, que incluye retratos y temas de la mujer, así como paisajes que están imbuídos de una sensibilidad casi onírica. Su enfoque a menudo se dirige hacia la representación de la esencia humana, y "Auto-Retrato" es una pieza central que encapsula su exploración del individuo en un mundo en transformación.

El carácter íntimo y el enfoque introspectivo de esta obra hacen que "Auto-Retrato" no solo sea un reflejo de un individuo, sino un espejo de la sociedad y de las tensiones que la habitan. A través de este autorretrato, António Carneiro nos ofrece un vistazo a su mundo interior y, a su vez, nos invita a reflexionar sobre nuestras propias identidades y las historias que llevamos dentro. Esta pintura sigue siendo relevante hoy, un recordatorio de que el arte tiene el poder de abrir diálogos sobre la existencia y la condición humana.

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