Descripción
Es una de las conversaciones sagradas más elevadas y bellas del artista, que por un lado encarna la idea del siglo xV de una separación entre las figuras y el paisaje detrás (la comunión de los dos se lograría con la Virgen del Prado algunos años más adelante), aunque al mismo tiempo se caracteriza por un paisaje que se presenta en la realización de una visión naturalista unitaria con valores atmosféricos límpidos.