Autorretrato - 1918


Tamaño (cm): 60x75
Precio:
Precio de ventaS/. 878.00 PEN

Descripción

La obra "Autorretrato" de Piet Mondrian, realizada en 1918, ofrece una intrigante introspección en la evolución artística del célebre pintor holandés, conocido por su papel fundamental en el desarrollo del neoplasticismo. En este autorretrato, Mondrian presenta una imagen que captura no solo su semblante, sino que, a través de una cuidadosa elección de color y forma, refleja su búsqueda de la pureza formal y la esencia de la realidad.

La composición de la obra es un ejemplo claro de la transición de Mondrian desde un estilo más representativo hacia la abstracción pura, que caracterizaría su trabajo posterior. En este autorretrato, el artista utiliza una paleta restringida, en la que predominan los tonos tierra, principalmente el marrón, el negro y el blanco, elementos que se alinean con su preferencia por los colores primarios que exploraría más intensamente en su obra abstracta. Este uso del color no solo sirve para definir sus rasgos, sino que también actúa como un vehículo para la expresión individual y emocional, un punto de encuentro entre el realismo y el idealismo estético.

En la pintura, Mondrian se presenta a sí mismo de una manera que casi recuerda a un símbolo. Sus rasgos se reducen a formas simplificadas, casi geométricas, lo que resuena con su ideología artística de despojar las imágenes de cualquier detalle superfluo. Esta simplificación es un precursor de sus composiciones más icónicas, donde las líneas rectas y los bloques de color se convierten en el centro de su lenguaje visual.

En términos de personajes, esta obra representa un claro enfoque del propio artista, en contraposición a retratos más narrativos o figurativos. En lugar de presentar una interacción o un entorno cargado de actores secundarios, Mondrian opta por la autoreflexión, un tema que invita al espectador a considerar no solo el aspecto físico del individuo, sino también su identidad como creador y su relación con el movimiento artístico del que era parte.

El contexto histórico de esta obra es relevante; el final de la Primera Guerra Mundial marcaba un tiempo de cambio y reconfiguración en Europa, y Mondrian, al igual que muchos artistas de su época, se encontraba explorando nuevas formas de expresión que rompieran con las tradiciones del pasado. Este autorretrato puede interpretarse como un reflejo de esa inquietud: el artista busca un lenguaje visual que hable de su tiempo y de sí mismo, aspirando a una representación que trascienda lo meramente figurativo.

En conjunto, "Autorretrato" de 1918 representa un momento clave en la trayectoria de Piet Mondrian y su evolución hacia la abstracción. La obra no solo captura la imagen del artista, sino que también incorpora su filosofía estética, un preámbulo de las innovaciones que vendrían en su carrera. En ella, la simplicidad y la profundidad de color, junto con la desmaterialización de la figura humana, invitan a los espectadores no solo a observar, sino a entrar en una experiencia contemplativa sobre la identidad, el arte y la búsqueda de lo esencial.

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