Viejo Temporizador - 1913


Tamaño (cm): 55x75
Precio:
Precio de ventaS/. 844.00 PEN

Descripción

Kazimir Malevich, figura destacada del arte vanguardista ruso y precursor del suprematismo, sigue sorprendiendo con sus obras a lo largo de la historia del arte. "Viejo Temporizador - 1913" (Old Timer - 1913) es una de esas creaciones que, aunque no tan conocida como su icónico "Cuadrado Negro", revela la transición artística y conceptual de Malevich, así como su enfoque en la deformación y reconstrucción de la realidad.

Esta pintura es un claro ejemplo de su interés por el cubismo y el futurismo. La obra muestra una figura abstracta, descompuesta en formas geométricas y fragmentada en varios planos que se interpenetran. Las formas son predominantemente angulares, con pocos elementos curvos, dando lugar a una sensación de dinamismo contenida en una estructura aparentemente estática. Sin duda, es una representación provocadora de un "viejo temporizador", quizá un hombre o incluso un ser mitológico, pero Malevich opta por sugerirlo mediante contornos rígidos y una paleta de colores compleja y modesta a la vez.

La paleta cromática de la obra se divide en tonos predominantes de marrón, ocre, negro y blanco, con pequeños toques de azul y verde. Tal elección de colores evoca una cierta nostalgia, reminiscente de fotografías envejecidas por el tiempo. El uso de colores terrosos y apagados contrasta con la vivacidad esperada de las vanguardias que generalmente poseen colores más estridentes. Sin embargo, es precisamente este contraste lo que dota a la obra de un aura intrigante, casi enigmática, y sugiere una reflexión sobre el paso del tiempo y la permanencia de ciertas figuras y objetos en la memoria colectiva.

En "Viejo Temporizador - 1913", la izquierda de la composición aparece dominada por una estructura protagonizada por figuras geométricas más grandes y definidas, mientras que hacia la derecha se aprecia un aparente desorden que, si se observa detenidamente, revela un equilibrio implícito. Esta dicotomía sugiere un diálogo entre el pasado firme y el presente fluido y cambiante, un tema que aparece recurrentemente en las obras de Malevich durante esta etapa de su carrera.

Es importante contextualizar esta obra dentro de la trayectoria de Malevich y su evolución. En 1913, el artista estaba inmerso en la búsqueda de su voz pictórica propia, navegando entre las influencias del cubismo europeo y el futurismo italiano. Este período es precursivo de su etapa suprematista que alcanzaría su culminación en 1915 con obras como "Cuadrado Negro". "Viejo Temporizador - 1913" se inserta en este intervalo como una pieza clave que representa su transición hacia la abstracción total de formas suprematistas.

Mirando más allá de "Viejo Temporizador", se podría vincular esta pieza con otras de su tiempo, donde experimenta con el cubismo en obras como "El leñador" (1912) y va prefigurando su suprematismo con composiciones geométricas que exploran la relación entre espacio y forma.

En conclusión, "Viejo Temporizador - 1913" de Kazimir Malevich es una obra que denuncia la maestría de su autor al entretejer influencias contemporáneas, una paleta emocionalmente evocativa y una estructura compositiva reflexiva. Es una pieza que invita al espectador a reflexionar sobre el tiempo, la permanencia y la transformación, estableciendo un puente entre el arte de principios del siglo XX y conceptos más abstractos y atemporales. Malevich, con pinceladas precisas y colores conscientes, atrapa la esencia de lo efímero y lo perpetuo, consolidándose una vez más como un visionario y pionero indiscutible en la historia del arte.

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