La Sombrilla - 1777


Tamaño (cm): 75x50
Precio:
Precio de venta2.797,00 NOK

Descripción

La pintura "La Sombrilla", creada en 1777 por Francisco de Goya, es una obra que encapsula la esencia del romanticismo temprano y el estilo rococó español. Esta pieza, que destaca tanto por su composición como por su paleta de colores, invita al espectador a una reflexión sobre la vida cotidiana de la aristocracia española en el contexto de finales del siglo XVIII.

En el centro de la obra se encuentra una joven dama que, con gracia y elegancia, sostiene un parasol. Su actitud relajada y la forma en que aprovecha la sombra del mismo sugieren un momento de descanso en un viaje o una reunión al aire libre. La elección de un parasol no es accidental; este objeto, comúnmente asociado con la protección solar, simboliza también un elemento de sofisticación y distinción. La joven, vestida con un vestido blanco inmaculado adornado con detalles sutiles, se muestra como una figura ideal de la belleza femenina de la época, evocando tanto el ideal estético como el estatus social.

El uso del color en "La Sombrilla" es fundamental para comprender la atmósfera de la obra. Goya emplea una paleta suave y luminosa, dominada por blancos, azules y rosas, lo que infunde en la pintura una sensación de ligereza. La luz que se filtra a través del parasol crea un juego de sombras que añade profundidad, a la vez que resalta la frescura de las tonalidades. Este tratamiento de la luz y el color es característico del maestro aragonés, quien ya comenzaba a alejarse de las convenciones barrocas hacia una representación más naturalista y expresiva.

Los fondos de la pintura son igualmente cautivadores, mostrando un paisaje que, aunque difuso, sugiere un entorno rural de belleza pastoral. La presencia de un hombre al fondo, que puede interpretarse como un pretendiente o el acompañante de la mujer, añade un elemento narrativo. Este detalle, aunque sutil, realza la narrativa de cortejo y la dinámica social que imperaba en la vida de la nobleza de la época.

Goya, a lo largo de su carrera, se destacó por su habilidad para capturar la psicología de sus personajes, representando no solo la belleza exterior sino también la complejidad de la experiencia humana. En "La Sombrilla", la expresión del rostro de la joven, serena pero enigmática, plantea preguntas sobre sus pensamientos y su estado emocional, una característica distintiva del pintor que se desarrollaría con mayor profundidad en sus obras posteriores.

La obra también puede contextualizarse dentro de un momento histórico en el que Goya se consolidó como el pintor de cámara de la corte española, capturando la vida y el esplendor de la aristocracia. "La Sombrilla" es un ejemplo notable de su capacidad para fusionar la representación de la elite con una sensibilidad casi poética. La obra, además, se alinea con otras pinturas de la época que exploraron la belleza y el ideal de vida aristocrática, contribuyendo a enriquecer el canon del arte español.

En conclusión, "La Sombrilla" no es solo un retrato de una joven con un parasol; es una ventana a la estética, la sociabilidad y las normas culturales de la España del siglo XVIII. A través de la sutil elegancia de la figura femenina, la maestría en el uso del color y la complejidad emocional, Goya nos ofrece una obra que, como muchas de sus creaciones, trasciende el tiempo, invitando a una contemplación profunda y a un diálogo con el pasado.

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