Autorretrato - 1891


Tamaño (cm): 55x60
Precio:
Precio de venta2.570,00 NOK

Descripción

La obra “Autorretrato” de Carl Larsson, pintada en 1891, es un testimonio revelador del enfoque artístico y la visión del autor, un destacado representante del movimiento nórdico y el arte nacional sueco. Larsson es conocido por su particular estilo, que fusiona el realismo con el simbolismo, cargado de una atmósfera íntima y nostálgica que caracteriza gran parte de su trabajo. Este autorretrato no es solo una representación física, sino un reflejo de su mundo interior y la conexión con su entorno.

La composición de la obra es notablemente equilibrada. Larsson se presenta con una expresión contemplativa, mirando al espectador con ojos que transmiten una mezcla de confianza y melancolía. Su postura relajada, sentado y rodeado de su entorno, sugiere una introspección profunda. La elección del fondo se torna fundamental en la narrativa visual que propone el autor. En este caso, el uso de un espeso fondo de tonalidades más oscuras contrasta con su figura, que resalta en un abrigo de color más claro, creando un diálogo visual que invita al espectador a acercarse y explorar la psique del artista.

En cuanto a la paleta de colores, Larsson emplea una combinación de tonos ricos y cálidos que añaden una sensación de calidez y familiaridad a la obra. Los destellos de color en su vestimenta y en el entorno revelan una clara intención de vincularse con la luz natural, algo que es característico en su obra. El uso de luces y sombras sirve para enfatizar los rasgos de su rostro, dándole una calidad casi tridimensional. La atención al detalle es meticulosa; los pliegues de su ropa y la textura del fondo están tratados con una delicadeza que invita al espectador a desmenuzar cada elemento de la obra.

Dentro del registro emocional se encuentra también la relación de Larsson con el entorno. En este autorretrato, el artista no se presenta aisladamente; sus herramientas y el ambiente que lo rodea son intertextuales, insinuando su proceso creativo y el vínculo con su obra. La atmósfera que se desprende de la pintura es casi palpable, un momento congelado en el tiempo donde el artista se encuentra en un estado de reflexión, posiblemente sobre su vida y su carrera.

Carl Larsson, activo en el ámbito del arte durante finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se destacó por su interés en la vida cotidiana y la representación de la vida familiar y las tradiciones suecas. Este autorretrato refuerza su legado como un artista que simultáneamente es un cronista de su tiempo, pero que también busca en su propia identidad el sentido de su expresión artística. Su obra ha influido en generaciones de artistas, siendo un puente entre el modernismo nórdico y las corrientes más vanguardistas que surgirían posteriormente.

En conclusión, “Autorretrato” de 1891 no es simplemente un reflejo del rostro de Larsson, sino una invitación a explorar la dualidad de su existencia como artista y hombre. Con una magistral combinación de técnica, color y un profundo sentido de la narrativa, Larsson se establece aquí no solo como un observador del mundo, sino como un participante activo que, a través de su arte, busca comprender y comunicar su propia realidad. Esta obra forma parte de un legado más vasto que continúa resonando en el ámbito del arte contemporáneo, mostrando la maestría y la sensibilidad de un artista que supo captar la esencia de su tiempo.

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