La Dama Del Piano - 1913


Tamaño (cm): 55x85
Precio:
Precio de venta€265,95 EUR

Descripción

En la rica trayectoria de Kazimir Malevich, la pintura "La Dama del Piano" de 1913 emerge como una obra destacada que encapsula una transición estilística significativa en su obra. Malevich, quien es ampliamente reconocido como el fundador del suprematismo, aún se encuentra en este momento de su carrera inmerso en los preceptos del cubismo y el futurismo, estilos que sin embargo ya empieza a distorsionar con su singular visión artística.

Observando la composición de "La Dama del Piano", es evidente que Malevich no se conforma con simplemente representar una escena cotidiana. La imagen es un caos ordenado donde las formas geométricas y los bloques de color dominan la representación. Al observar detenidamente, uno puede discernir una figura femenina sentada ante un piano, aunque el reconocimiento de esta forma no es inmediato debido a la deliberada fragmentación y abstracción de los elementos visuales.

El uso del color en esta obra es particularmente notable. Malevich despliega una paleta vibrante de rojos, azules, verdes y amarillos que se entremezclan con trazos negros y blancos. Estos colores no intentan replicar la naturaleza, sino que buscan transmitir una sensación de disonancia y dinamismo. La desintegración y reensamblaje de la figura en geometrías abstractas crean una tensión visual que fuerza al espectador a contemplar los múltiples planos a la vez.

Otro aspecto clave es el tratamiento de los espacios y volúmenes. Malevich nos invita a reconsiderar la percepción de la profundidad y la realidades tridimensionales en un plano bidimensional. La orientación diagonal de muchos elementos sugiere movimiento y fluidez, evocando cierta influencia del futurismo, mientras que la superposición de formas geométricas es clara referencia a los experimentos cubistas de distorsión de la percepción.

La obra es también una reflexión sobre la modernidad y el papel de la música y la mujer en la sociedad contemporánea de principios del siglo XX. La presencia del piano, aunque abstraído, sigue siendo un símbolo de la cultura burguesa, mientras que la figura femenina, aunque despersonalizada y fragmentada, representa la esencia de la identidad y la creatividad femenina encapsulada en una sociedad en transformación.

Es crucial entender este trabajo dentro del contexto del desarrollo personal y artístico de Malevich. Poco después de pintar "La Dama del Piano", Malevich daría un paso más hacia la abstracción total con su icónica obra "Cuadrado negro" en 1915, que marcaría el inicio del suprematismo y cambiaría la historia del arte para siempre.

"La Dama del Piano" es, por lo tanto, no solo un reflejo del estilo de Malevich en 1913, sino también un testimonio de su búsqueda incesante por nuevos modos de expresión. Es una ventana a su proceso creativo, una amalgama de influencias y experimentación que, a pesar de su aparente caos, habla de una mente organizada y visionaria que estaba a punto de redefinir el arte moderno. Malevich nos ofrece, en definitiva, una obra que no solo debe ser observada, sino también desentrañada y meditada, una verdadera joya que aún resuena más de un siglo después de su creación.

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