Retrato De M. Lukyanov - 1918


Tamaño (cm): 75x60
Precio:
Precio de venta₩351,000 KRW

Descripción

El *Retrato de M. Lukyanov*, pintado en 1918 por Konstantin Somov, es una obra que evoca la elegancia y la sofisticación características del artista, quien se enmarcó dentro del movimiento simbolista y fue parte del círculo cultural de la Rusia prerrevolucionaria. La pintura presenta un retrato de un hombre cuyo semblante se encuentra rodeado de una paleta sutil y refinada que revela tanto la personalidad del retratado como la habilidad técnica de Somov para explorar la psicología a través de la representación visual.

La composición del retrato es notable por su delicadeza y por un uso específico de la luz y la forma. Somov sitúa al sujeto, M. Lukyanov, en una postura que irradia un aire de introspección. La forma en que el personaje está enmarcado por un fondo neutro permite que la atención se centre en su rostro y la expresión que se manifiesta en él. Hay una ausencia de detalles superfluos en el fondo, lo que resalta la figura y contribuye a una atmósfera intimista y casi etérea. La simplificación de elementos alrededor del retratado establece un diálogo visual que facilita la conexión entre el espectador y el sujeto.

El uso del color es otro aspecto prominente de la obra. Somov emplea tonos suaves y apagados, como ocres, grises y verdes, que evocan una sensación de melancolía y nostalgia, cualidades muy presentes en el simbolismo. La piel del retratado es retratada con un matiz casi translúcido, lo que sugiere una fragilidad inherente; a través de esta representación, Somov parece explorar no solo la apariencia externa de Lukyanov, sino también su mundo interior. Esta elección de colores resuena con la sensibilidad estética de la época, donde el simbolismo buscaba expresar lo inasible y lo emocional a través de lo visual.

La figura de M. Lukyanov, aunque carece de elementos narrativos explícitos, encarna el espíritu de una era y un momento tumultuoso. Somov, quien fue un importante retratista y un hábil artista del simbolismo, logra capturar no solo la apariencia física de su modelo, sino también su esencia psicológica. Si bien poco se sabe sobre Lukyanov mismo, su representación nos invita a contemplar no solo al individuo, sino la atmósfera cultural y emocional de su tiempo.

La obra puede ser vista como parte de un diálogo más amplio con otros retratos de artistas contemporáneos y precedentes que también buscaron capturar la complejidad del ser humano. La fusión de la elegancia formal y la profundidad psicológica en obras como esta, recuerda el enfoque de retratistas de renombre como John Singer Sargent o Giovanni Boldini, quienes igualmente indagaron en la riqueza del carácter a través del retrato.

En definitiva, el *Retrato de M. Lukyanov* se erige no solo como un testimonio de la habilidad técnica de Konstantin Somov, sino también como un reflejo de la profundidad emocional que caracteriza al arte de su tiempo. Su exploración del color, la forma y la psique humana continúa resonando en el espectador, invitando a una profunda reflexión sobre el retrato como medio para capturar la complejidad de la experiencia humana. Es una obra que invita a la contemplación y al asombro, revelando el talento de un artista que supo asociar la belleza con la introspección en tiempos de cambio.

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