Chica Olia 2 - 1896


Tamaño (cm): 50x75
Precio:
Precio de venta₩324,000 KRW

Descripción

La obra "Chica Olia 2" de 1896, creada por el artista ruso Konstantin Somov, encapsula un momento de sofisticación estética y una ejecución técnica refinada que la sitúa entre las piezas más notables del simbolismo y el modernismo en la pintura de finales del siglo XIX. Somov, conocido por su aguda percepción del simbolismo y la belleza efímera, logra en esta obra combinar un enfoque retratista con un exquisito sentido de la composición y el color, lo que proporciona una experiencia visual que trasciende el simple retrato.

El personaje central de la pintura, una joven mujer, es retratada con gracia y delicadeza. Su expresión transmite una mezcla de introspección y serenidad, capturando la esencia de la juventud y la contemplación. Somov emplea una posición de tres cuartos que invita al espectador a observar tanto la figura como el entorno. El uso del fondo es igualmente significativo; la atmósfera suave y casi ensoñadora refuerza la naturaleza etérea del retrato.

El color en "Chica Olia 2" es un elemento fundamental que contribuye a la profundidad emocional de la obra. Somov utiliza una paleta que va desde los suaves pasteles hasta los tonos más intensos que crean un contraste sutil pero efectivo. Los matices de azul y aguamarina en la vestimenta de la figura se entrelazan con los tonos más cálidos del fondo, generando armonía y a la vez un leve desasosiego, emblemático del simbolismo que caracteriza el arte de la época. Esta combinación no solo embellece la figura, sino que también la integra dentro de un paisaje emocional, una característica distintiva del lenguaje visual de Somov.

La representación del cabello de la joven, lleno de detalles y movimiento, añade un dinamismo a la obra, contrastando con la quietud del resto de la figura. Este ajetreo en el cabello puede interpretarse como un símbolo de la vida interna, contrastando con la exterioridad y la calma de su pose. La atención a los detalles texturales, desde la delicadeza del vestido hasta la forma en que la luz acaricia la superficie de la piel, demuestra la maestría de Somov en el manejo de la técnica.

Es interesante señalar que "Chica Olia 2" forma parte de un corpus de obras que Somov dedicó a la figura femenina, pero también es representativa de su interés por la fusión de lo real con lo ideal, un tema recurrente en su trabajo. Esta obra, en particular, puede compararse con las obras de otros simbolistas, como Alexandr Benois o incluso el movimiento art nouveau, aunque Somov se distingue por su estilo personal y la forma en que imbuye a sus personajes de una calidad casi mítica, evocando una sensación de nostalgia y anhelo.

Somov no solo es un retratista; su arte es un reflejo de una época en la que la búsqueda de la belleza y el simbolismo cobraban protagonismo en el contexto cultural ruso. La "Chica Olia 2", por lo tanto, no es solo un retrato, sino un espejo de la estética de su tiempo, un testimonio de las inquietudes y aspiraciones de una generación de artistas que buscaba redescubrir la poesía en la vida cotidiana y en la representación del ser humano. Esta pieza perdura en la memoria colectiva no solo por su belleza formal, sino por la carga emocional y simbólica que encierra, logrando que los espectadores queden atrapados en un momento donde el arte, la juventud y el simbolismo convergen, mostrándonos la maestría de Konstantin Somov en su mejor expresión.

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