Retrato Azul - 1930


Tamaño (cm): 55x75
Precio:
Precio de venta₩336,000 KRW

Descripción

En el ámbito del arte moderno, Kazimir Malevich emerge como una figura ineludible, cuya influencia ha dejado una huella indeleble no solo en el ámbito del Suprematismo, sino también en el arte en general del siglo XX. "Retrato Azul" (1930) es una de esas obras que, aunque puede no ser tan icónica como sus piezas suprematistas, revela capas complejas del genio artístico y filosófico de Malevich.

El "Retrato Azul" se distingue, antes que nada, por su énfasis en la figura humana, a diferencia de las composiciones más abstractas y geométricas por las que Malevich es más conocido. En este retrato, encontramos una figura femenina que irradia una cierta serenidad y robustez, encapsulada en una quietud casi monumental. La paleta de colores, dominada obviamente por tonos azules, es empleada con una sofisticación que subraya la maestría de Malevich para manipular el color con fines expresivos.

La figura central del retrato lleva un vestido que se despliega en pliegues y volúmenes que capturan la luz y la sombra con una precisión que desafía la simplicidad aparente del estilo. Hay un evidente retorno a la figuración que podría interpretarse como un juego intencional entre las tensiones de la abstracción y la figuración que Malevich navegó durante su carrera. El rostro, de líneas suaves y mirada directa, proyecta una sensación de calma introspectiva, anclando la composición y ofreciendo un punto focal que insta al observador a una contemplación más profunda.

Es interesante también notar el trasfondo histórico de cuando esta pieza fue creada. En los años 30, Malevich retornó a la pintura figurativa bajo la presión política del régimen soviético, que rechazaba la abstracción en favor del realismo socialista. "Retrato Azul" puede, en este sentido, ser leído como una obra de compromiso, donde Malevich articula su habilidad para representar lo humano sin renunciar totalmente a su espíritu innovador.

La técnica empleada es un testimonio del dominio técnico de Malevich. La aplicación de la pintura es meticulosa, con una atención al detalle que equilibra el realismo de la figura con una atmósfera casi metafísica. El fondo neutral, sin detalles que distraigan, realza aún más la presencia de la figura, sugiriendo un espacio indefinido que invita a la introspección.

Desde el punto de vista compositivo, la obra destaca por su equilibrio armonioso. Las proporciones de la figura están tratadas con una precisión que respeta principios clásicos, mientras que la interacción del color azul con las sombras y matices más claros infunden a la pintura una calidad etérea. La técnica de Malevich en "Retrato Azul" revela su preocupación por cuestiones profundas de forma y esencia, más allá de las corrientes políticas y estéticas de su tiempo.

En conclusión, "Retrato Azul - 1930" de Kazimir Malevich es una obra que desafía la etiqueta fácil y nos impele a reconsiderar la versatilidad y el alcance del artista. Más allá de las formas geométricas y la pureza abstracta de su obra suprematista, esta pintura resuena con una humanidad profunda y una maestría técnica que consolidan a Malevich como uno de los grandes pioneros del arte moderno.

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