Mujer - 1916


Tamaño (cm): 45x85
Precio:
Precio de venta¥41,000 JPY

Descripción

En 1916, Kazimir Malevich creó "Mujer", una obra que encapsula de manera fascinante los valores y principios del Suprematismo, movimiento que el propio artista fundó a principios del siglo XX. En esta pintura, la figura de una mujer es radicalmente reinterpretada mediante un lenguaje visual que enfatiza la geometría y la abstracción, despojándose de la tradición figurativa en favor de una expresión más esencial y absoluta.

Al observar "Mujer", nos sentimos inmediatamente inmersos en una complejidad de formas geométricas y colores planos que desafían las convenciones del retrato tradicional. Malevich omite toda referencia directa a la anatomía humana tal como la conocemos, sustituyéndola por un conglomerado de formas rectangulares y cuadradas. A través de la descomposición del sujeto en estructuras geométricas, el artista no solo desintegra la apariencia externa, sino que también abre un espacio para la contemplación de la pureza y la espiritualidad detrás de las formas.

El uso del color en "Mujer" es especialmente revelador. La obra está dominada por tonos primarios: rojos, amarillos, azules y negros, que se yuxtaponen sin mezcla ni degradación. Esta decisión cromática intensifica el efecto de abstracción y resalta las formas, permitiendo que cada color exprese su propia energía. La simplicidad y la pureza de estos tonos cuentan con una vibración particular en el contexto del Suprematismo, donde Malevich veía el color como un absoluto, no condicionado por la representación naturalista.

La composición de la obra, con sus bloques de color dispuestos de manera ordenada pero no simétrica, dirige al espectador hacia una introspección sobre el balance y la armonía. Incluso en su aparente simplicidad, hay una dinámica interna que mantiene la mirada en movimiento, explorando cómo cada forma coloreada relaciona su significado y lugar dentro del conjunto. La puesta en práctica de estos principios es un testimonio del genio de Malevich al lograr un equilibrio perfecto entre caos controlado y serenidad estructural.

Malevich, en su práctica artística, estaba intensamente preocupado por la idea de trascendencia y el papel del arte como vehículo hacia una existencia superior. "Mujer" no es una excepción. La reducción de la figura humana a formas geométricas no debe interpretarse como una deshumanización, sino más bien como un intento de acceder a una realidad más elevada y esencial. Este proceso de abstracción es una invitación a ver más allá de lo material y lo concreto, hacia un entendimiento más profundo de la existencia.

Si bien "Mujer" de Malevich puede parecer inicialmente un reto para aquellos acostumbrados a la representación figurativa, es, en su esencia, una manifestación de la búsqueda del artista por lo absoluto, por una verdad universal más allá de lo visible. Esta obra, al igual que otras dentro del repertorio suprematista, sigue siendo una fuente inagotable de reflexión y admiración, recordándonos la importancia de la perspectiva vanguardista del siglo XX y la persistente relevancia de Malevich en la historia del arte moderno.

En suma, "Mujer" es una obra maestra que, a través de su radicalidad estética, revela las profundas inquietudes filosóficas y espirituales de Kazimir Malevich. Nos invita a despojarnos de las ataduras materiales y a entrar en un diálogo con lo sublime, demostrando que la abstracción puede ser tan reveladora y humana como cualquier forma de arte figurativa.

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