Tiberia - 1935


Tamaño (cm): 75x60
Precio:
Precio de venta¥41,600 JPY

Descripción

En 1935, Konstantin Gorbatov nos regala una visión imperecedera de la ciudad de Tiberia a través de su obra "Tiberia - 1935". Con su característica destreza en la manipulación del color y la luz, Gorbatov nos transporta a un rincón del Mediterráneo donde la tranquilidad y la majestad de la naturaleza se entrelazan con la arquitectura y la vida humana.

La composición de la obra está construida con una meticulosa consideración de los elementos arquitectónicos y naturales. El ojo del espectador es inmediatamente atraído hacia las estructuras principales que dominan el primer plano, destacándose las muros de piedra y las construcciones de techos rojos, que son características distintivas de las edificaciones mediterráneas. La vegetación, representada con una paleta vibrante de verdes y marrones, se despliega en un equilibrio casi natural con las tonalidades terrosas de las construcciones. Este equilibrio sugiere una coexistencia armoniosa entre el hombre y su entorno.

En "Tiberia - 1935", Gorbatov emplea una paleta cromática que resalta por su diversidad y armonía. Los azules claros del cielo se funden con los reflejos del agua, creando una atmósfera de calma y serenidad que envuelve toda la escena. Los colores cálidos de las fachadas de los edificios contrastan magistralmente con los tonos fríos de la naturaleza circundante, logrando una sensación de profundidad y tridimensionalidad que permite al espectador casi sentir la brisa marina y escuchar el suave murmullo del agua.

Uno de los aspectos más notables de la pintura es la iluminación. Gorbatov recrea con habilidad la luz mediterránea, clara y directa, que baña cada rincón del cuadro, destacando detalles y creando sombras profundas y realistas. Este manejo de la luz no solo añade un elemento de realismo a la obra, sino que también amplifica la sensación de serenidad y paz.

Los personajes humanos, aunque no son el foco principal de la pintura, aparecen discretamente integrados en la escena. Observamos la presencia de figuras pequeñas que parecen estar inmersas en sus actividades cotidianas, contribuyendo así a la autenticidad del paisaje. Estos personajes refuerzan la conexión entre el entorno arquitectónico y la vida que en él se desarrolla, dotando a la obra de una dimensión dinámica.

Konstantin Gorbatov, nacido en la Rusia zarista en 1876, desarrolló su talento en un contexto histórico tumultuoso que sin duda influyó en su arte. Formado en la Academia Imperial de las Artes, Gorbatov fue un viajero incansable, y sus estancias en lugares como Italia y Alemania expandieron sus horizontes creativos. En su estancia en Italia, especialmente en Capri, perfeccionó su habilidad para capturar la esencia de los paisajes mediterráneos, lo que se refleja evidentemente en "Tiberia - 1935".

En conclusión, "Tiberia - 1935" no solo es un testimonio del notable talento de Konstantin Gorbatov, sino también una ventana visual que nos transporta a una época y lugar donde la belleza natural y arquitectónica convergen en un esplendor sereno. La combinación de colores, la iluminación maestra y la sutil integración de la figura humana hacen de esta obra una pieza esencial para comprender el impacto del Mediterráneo en el arte de Gorbatov y ejemplifican su habilidad para capturar la esencia de un lugar con notable claridad y profundidad.

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