Retrato De Una Mujer (Marie Lagadu) - 1888


Tamaño (cm): 75x60
Precio:
Precio de venta¥41,100 JPY

Descripción

El "Retrato de una mujer (Marie Lagadu)" de Paul Gauguin, pintado en 1888, es una obra que se inscribe en el periodo en el que el artista comenzó a explorar las posibilidades del color y la forma a través de una profunda conexión con la subjetividad. Esta pintura es no solo un retrato, sino también una manifestación de la búsqueda de Gauguin por distanciarse de las normas académicas de la pintura tradicional, llevando consigo un aire de modernidad que la hace relevante hasta el día de hoy.

El retrato captura a Marie Lagadu, quien fue una de las muchas modelos que Gauguin retrató. La figura se presenta con un rostro serenamente expresivo, donde destacan rasgos que son tanto individualizados como idealizados. La técnica empleada es característica del estilo postimpresionista del artista, donde el uso del color se convierte en un vehículo emocional. Los tonos de la piel de Marie son acariciados por una paleta de cálidos ocres y amarillos, que contrastan con el fondo, donde predominan los azules y verdes. Esta elección cromática refuerza tanto la individualidad del personaje como su conexión con un entorno simbólico, donde las coloraciones no son meramente representativas, sino que sugieren un mundo interior más profundo.

La composición de la obra es notable por su inusual frontalidad; la figura de Marie es el centro absoluto, emergiendo de un fondo menos definido que la envuelve en un halo de misterio. Su mirada, fija y penetrante, establece un diálogo silencioso con el espectador. A través de la forma en que se ha capturado su semblante, Gauguin sugiere una introspección y un estado de ánimo introspectivo, características del simbolismo que lo inspira. Su cabello oscuro contrasta con el vibrante tono de su blusa, un ejemplo más de cómo el color se utiliza para jerarquizar y enfatizar las cualidades de su figura frente al entorno.

Además, el uso de trazos gruesos y una textura palpable en la pintura es distintivo de la manera de trabajar de Gauguin; su estilo examina las implicaciones emocionales y psicológicas de lo retratado, refllejado en el tratamiento casi escultórico que otorga a la figura. Esto lo interroga como parte de su búsqueda de una expresión artística que trasciende lo superficial y, a menudo, lo anecdótico. La falta de detalles obvios en el fondo es una elección deliberada, lo que permite que la atención se centre casi exclusivamente en la persona retratada.

El "Retrato de una mujer (Marie Lagadu)" se sitúa dentro del contexto de las distintas exploraciones temáticas de Gauguin, quien se esforzaba por capturar no solo las apariencias, sino también la esencia de sus sujetos. La intersección de la figura femenina con un trasfondo rico en simbolismo es un aspecto recurrente en muchos retratos de su carrera, donde la mujer no es solo un objeto de representación, sino una manifestación de un mundo emocional y espiritual.

En suma, esta obra es un testimonio de la evolución de Gauguin como artista y su separación de enfoques convencionales hacia una práctica más personal. En el retrato de Marie Lagadu, podemos discernir no solo el estilo inconfundible del autor, sino también un dialógo con las corrientes más amplias del arte en transición, revelando al espectador la complejidad de una mujer, una artista y un ser humano en un único y cautivador retrato.

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