El Árbol De Hibisco - 1892


Tamaño (cm): 75x55
Precio:
Precio de venta36.100 ISK

Descripción

Paul Gauguin, uno de los exponentes más influyentes del postimpresionismo, nos revela en su obra "El Árbol De Hibisco" (1892) una expresión artística caracterizada por su búsqueda de lo simbólico y lo exótico. Esta pintura representa una de las facetas más significativas de su producción artística, amalgamando un profundo conocimiento de la naturaleza y su interés por la representación de la vida en Polinesia, donde pasó parte de su carrera. En esta obra, el hibisco, un símbolo recurrente en su trabajo, cobra vida no solo como elemento natural sino como portador de una carga emocional y estética que se entrelaza con su propia visión del mundo.

La composición de la obra está dominada por un vibrante árbol de hibisco, cuyas flores rojas brillan intensamente en un fondo donde predominan verdes y amarillos. Esta elección de colores revela la técnica característicamente audaz de Gauguin, quien utiliza el color no solo como un medio de representación, sino como una forma de evocación emocional. El árbol parece surgir del lienzo como si quisiera abrazar la realidad tropical que lo rodea, mientras que su exuberancia contrasta con la suavidad del fondo, que recuerda las selvas de Tahití.

El tratamiento de la luz en "El Árbol De Hibisco" es igualmente destacable. Gauguin prescinde de los matices sutiles del impresionismo en favor de tonalidades más uniformes y una luz que parece provenir de una fuente única y omnipresente. Esto confiere a la obra una atmósfera casi irreal, un refugio donde lo palpable se transforma en objeto de contemplación. La simplificación de formas y la saturación del color enfatizan la naturaleza casi onírica de la escena, que resuena con el interés de Gauguin en la espiritualidad y la vida interna de los seres vivos.

A pesar de que en la pintura no aparecen figuras humanas, la presencia del hibisco es suficiente para insinuar la cultura polinesia que fascinaba a Gauguin. Las flores, con su ternura y belleza desbordante, pueden simbolizar la vida, la muerte y la transitoriedad, conceptos que Gauguin contemplaba profundamente a través de su exploración artística. Cada pétalo parece ser un eco de lo efímero, un recordatorio de la fragilidad de la existencia que permea su obra.

En términos de estilo, esta pintura se enmarca dentro del uso del simbolismo, un movimiento que buscaba expresar ideas abstractas a través de imágenes concretas. Gauguin, en su rechazo al realismo y su entrega a lo idealizado y lo simbólico, se distancia de la mera representación para crear una experiencia visual que emana significado más allá de lo visible. "El Árbol De Hibisco" puede ser interpretada como un canto a la naturaleza, un homenaje a la vibrante cultura polinesia y una meditación sobre la percepción misma de la belleza.

La obra refleja no solo la destreza técnica de Gauguin, sino también su intención de conectar emocionalmente al espectador con el mundo que representaba. Este acercamiento innovador lo convierte en un pionero que sentó las bases para posteriores movimientos artísticos, donde el color y la expresión personal primarían sobre la representación fiel de la realidad. Así, "El Árbol De Hibisco" se erige como un testimonio pictórico de la búsqueda eterna del ser humano por entender y eternizar la belleza que lo rodea, convirtiéndose en un claro exponente de la transición hacia modernidades que vendrían más adelante en la historia del arte.

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