Autorretrato Con Los Brazos Levantados - Vista Posterior - 1912


Tamaño (cm): 55x85
Precio:
Precio de venta€241,95 EUR

Descripción

Egon Schiele, figura central del Expresionismo austríaco, captura en su obra "Autorretrato con los brazos levantados - Vista posterior" (1912) una profunda exploración de la identidad y la vulnerabilidad psicológica. La pintura, caracterizada por una audaz composición y una paleta de colores restringida, representa una instantánea jugosa del alma conflictiva del artista. La elección de representarse a sí mismo de espaldas es un acto de introspección y desnudamiento emocional. Con los brazos levantados, como si se entregara a la visión del espectador o intentara liberarse de sus ataduras, Schiele invita al observador a contemplar no solo su forma, sino también su psique.

En esta obra, la figura humana se reduce a una representación casi esquemática, donde los contornos son nítidos y los detalles se han simplificado al mínimo. Esta reconfiguración estética resuena con el enfoque del artista hacia la forma humana, donde la distorsión y la elongación de la figura son elementos recurrentes. La relevancia de la anatomía es fundamental en esta pintura: los brazos estirados intensifican la percepción de fragilidad y a la vez de fuerza, jugando con la dualidad interna que caracteriza la obra de Schiele.

El color también juega un papel crucial en esta pieza. Schiele utiliza una paleta predominantemente terrosa, donde los tonos ocres y marrones dominan, sugiriendo una conexión visceral con la tierra y con la naturaleza primitiva del ser humano. Las tonalidades cálidas crean un contraste íntimo con la postura desinhibida de la figura, resaltando la tensión entre lo exterior y lo interior. La piel se retrata con brotes de sombras que sugieren no solo la corporeidad, sino también la lucha interna y la angustia espiritual que Schiele atravesaba en su vida personal.

A nivel simbólico, el autorretrato captura la sensación de despojo emocional, donde el artista, al eliminar los detalles faciales y girarse hacia el espectador, parece encerrarse en un silencio ante su propia vulnerabilidad. Es posible que este deseo de ocultar el rostro se alinee con el deseo de Schiele de distanciarse de los patrones sociales y las expectativas; sus obras eran, en muchos aspectos, un reflejo de su búsqueda de autenticidad en un mundo que a menudo fomentaba la conformidad.

El "Autorretrato con los brazos levantados - Vista posterior" también puede ser visto como un anticipo de la exploración introspectiva que se hizo prominente en muchas de las obras posteriores de Schiele. Aquí yace una conexión con el simbolismo del cuerpo desnudo, que él explora con un enfoque visceral a lo largo de su carrera. Esta obra, junto con otras de su tiempo, contribuye a un diálogo sobre la corporeidad, el deseo y la autoexpresión en el arte del siglo XX.

En conclusión, Egon Schiele, a través de este autorretrato, no solo establece su presencia como artista, sino que también nos ofrece una mirada introspectiva y conmovedora a la lucha interna del ser humano. Con una técnica hábilmente refinada y una sensibilidad profunda, la obra se convierte en un testimonio perdurable de la complejidad del alma humana y de la singular visión artística de Schiele, un pionero que sigue inspirando a generaciones de artistas y críticos por igual.

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