Descripción
En Cesarea había un hombre llamado Cornelio, un centurión de la cohorte italiana, como se llamaba. Era un hombre devoto que temía a Dios con toda su familia; daba limosna generosamente a la gente y rezaba constantemente a Dios. Una tarde, aproximadamente a las tres en punto, tuvo una visión en la que vio claramente a un ángel de Dios que entraba y le decía: "Cornelio".
Todo lo que sabemos de Cornelio está contenido en el Libro de los Hechos. Un centurión era un oficial del ejército romano, teóricamente a cargo de cien hombres. En el Nuevo Testamento se mencionan varios centuriones y siempre se los retrata favorablemente.
A Cornelio se le llama temeroso de Dios, es decir, era un monoteísta, un gentil que adoraba al Dios Único. Los judíos tradicionalmente reconocieron que tales gentiles tenían un lugar en la Familia de Dios, y se los menciona junto con los sacerdotes (Casa de Aarón), los Levitas (Casa de Levi) y los judíos o israelitas (Casa de Israel) en los Salmos. En la época del Nuevo Testamento, se estima que el diez por ciento de la población del Imperio Romano consistía en temerosos de Dios, gentiles que reconocían la creencia pagana en muchos dioses y diosas, quienes según los mitos sobre ellos eran dados al adulterio, la traición, la intriga, y cosas por el estilo, no era una religión para un adorador moral y reflexivo, y que, en consecuencia, había abrazado un monoteísmo ético: la creencia en un solo Dios, que había creado el mundo y que era el defensor de la Ley Moral. Aunque solo unos pocos dieron el paso de la conversión formal al judaísmo, se sometieron a la circuncisión y aceptaron las obligaciones de guardar las leyes alimentarias y las leyes rituales de Moisés y sus intérpretes rabínicos, la mayoría de ellos asistía a los servicios de la sinagoga con regularidad.
Cornelio, entonces, era un centurión romano y un hombre temeroso de Dios. Un día, mientras oraba, se le apareció un ángel y le dijo que enviara un mensajero a Jope y le pidiera a Pedro que fuera a predicarle. Mientras tanto, a Pedro se le dio una visión que lo dispuso a ir con el mensajero. Cuando Pedro había predicado a Cornelio y su familia y amigos, el Espíritu Santo cayó sobre ellos, como sobre los primeros cristianos en Pentecostés (A 2), y comenzaron a hablar en otras lenguas. Por lo tanto, había una amplia evidencia para convencer a los cristianos judíos que dudaban en creer que era la voluntad de Dios que los gentiles fueran llevados a la Iglesia.
Cornelio fue el primer gentil convertido al cristianismo, junto con su familia, y Lucas, al registrar este evento, lo considera claramente como un evento de la mayor importancia en la historia de la Iglesia primitiva, el comienzo de la decisión de la Iglesia de admitir a los gentiles en plena e igual compañerismo con los cristianos judíos. Cornelio vivía en Cesarea, la capital política de Judea bajo Herodes y los romanos. (Dado que Jerusalén era una ciudad santa para los judíos, habría sido innecesariamente provocativo que los romanos establecieran su sede allí). Aunque no se vuelve a mencionar, él y su casa presumiblemente formaron el núcleo de la comunidad cristiana que encontramos. mencionado más adelante (A 8:40; 21:18) en esta importante ciudad.