Autorretrato Con Cigarrillo Encendido - 1895


Tamaño (cm): 55x75
Precio:
Precio de venta$969.000,00 COP

Descripción

Edvard Munch, figura fundamental del simbolismo y precursor del expresionismo, nos ofrece en su obra "Autorretrato con Cigarrillo Encendido" (1895) un vistazo íntimo y profundo a su propia psique. La pintura captura un momento de introspección, donde el autor, con una mirada penetrante, se presenta ante el espectador en un estado de vulnerabilidad y desasosiego. Munch, conocido por su exploración de temas como la angustia, la soledad y la existencia humana, emplea este autorretrato como un medio para confrontar su propio ser, un ejercicio que le resulta tanto catártico como revelador.

La composición de la obra está marcada por un uso audaz del color y la línea. Munch utiliza una paleta predominante de tonos oscuros, resaltada por la inmediatez del rojo anaranjado del cigarrillo encendido que parece brillar en contraste con el fondo sombrío. Este elemento no solo atrae la atención hacia la figura central, sino que también simboliza una tensión interna que se refleja en la expresión facial del artista. Sus rasgos son alargados y casi grotescos, lo que refuerza la emotividad de la escena. El uso de trazos sueltos y dinámicos sugiere un movimiento interno, un tumulto de sentimientos que quizás busca capturar la esencia del espíritu humano en su lucha.

Munch evita los adornos innecesarios; su fondo es abstracto y casi indistinto, enfocando toda la atención en su figura. Esta decisión compositiva resalta la soledad inherente al retrato, un rasgo distintivo en muchas de sus obras. La profundidad psicológica que evoca este autorretrato se ve acentuada por la posición de la cabeza, ligeramente inclinada, y por la intensidad de sus ojos, que parecen atravesar la tela y buscar conexión con el espectador. En este sentido, el cigarrillo encendido actúa no solo como un símbolo de autocompasión, sino también como un reflejo de los hábitos y vulnerabilidades del propio Munch.

Es relevante señalar que Munch a menudo representó su propia imagen en diversas obras, utilizando el autorretrato como una herramienta para explorar su identidad y su mundo interior. En "Autorretrato con Cigarrillo Encendido", el cigarrillo puede interpretarse como un emblema de la lucha contra sus demonios internos, un tema recurrente en su vida marcada por el sufrimiento y la creatividad. Esta pintura, precisamente por su honestidad y crudeza, se alinea con el enfoque emocional que Munch adoptó en muchas de sus obras, donde la subjetividad del artista cobra un papel protagónico.

La obra de Munch es reconocida por su capacidad de evocar emociones a través de medios relativamente simples, pero profundamente complejos. "Autorretrato con Cigarrillo Encendido" no es la excepción. En su representación del yo, el autor logra capturar la esencia de una batalla interna que resuena con el espectador y deja una huella imborrable. A través de este autorretrato, Munch se convierte no solo en un artista, sino en un intérprete de la condición humana, un papel que continúa inspirando a generaciones de artistas y amantes del arte. En este autorretrato, vemos no sólo al hombre, sino también el eco de su lucha, un diálogo silencioso con nosotros, recordándonos que detrás de cada rostro hay una historia que espera ser contada.

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