Tarde De Otoño - 1892


Tamaño (cm): 75x55
Precio:
Precio de venta$966.000,00 COP

Descripción

Ferdinand Hodler, uno de los más destacados pintores suizos del siglo XIX, nos legó una vasta colección de obras que han sido celebradas por su singular estilo y profunda sensibilidad. "Tarde de Otoño - 1892" es una de esas piezas que refleja tanto la maestría técnica como la notable capacidad de Hodler para capturar la esencia de un paisaje.

En "Tarde de Otoño", Hodler presenta un paisaje amplio y sereno que parece congelado en el tiempo. La escena está dominada por un lago que se extiende hasta el horizonte, enmarcado por montañas majestuosas y cubierto por un cielo que transita de tonos cálidos a fríos, reflejando la luz dorada del atardecer. La calidad del cielo, con sus colores suaves pero penetrantes, resalta la atmósfera otoñal y la transición del día a la noche. Los colores dominantes—azules profundos, ocres y verdes apagados—construyen una sensación de tranquilidad melancólica, típica de la estación que retrata.

Hodler, conocido por su simbolismo y su tendencia a enfatizar la simetría y la repetición en sus composiciones, parece haber empleado estas técnicas de manera más sutil en esta obra. La disposición de las montañas y la línea del horizonte, casi equidistantes y reflejadas en el agua del lago, muestran un equilibrio que es tanto visual como emocional. A pesar de la aparente simplicidad de la composición, cada elemento ha sido cuidadosamente elegido para complementar al otro, creando un todo armonioso que resuena en el espectador.

No hay figuras humanas en "Tarde de Otoño", lo que potencia la sensación de una naturaleza vasta y silenciosa, alejada del bullicio humano. Esta ausencia de personajes también sirve para subrayar la naturaleza meditativa de la obra, invitando al espectador a una contemplación íntima y reflexiva.

Hodler, a lo largo de su carrera, ha sido reconocido por su capacidad para fusionar el realismo con elementos estilizados que bordean lo simbólico. Sus obras frecuentemente reflejan una búsqueda de la armonía y de un orden subyacente en la naturaleza, y "Tarde de Otoño" no es la excepción. Esta pintura se puede comparar con otras de la misma época donde el artista explora la relación entre la naturaleza y la emoción humana, como en "El Lago de Thun" (1904) y "Noche" (1889-1890).

La obra de Hodler se inscribe dentro de un contexto artístico que busca trascender la mera representación para alcanzar un estado de revelación espiritual. En "Tarde de Otoño", el artista no solo representa un paisaje, sino que parece indagar en la psique humana, en el sosiego y la introspección que el otoño y el crepúsculo invocan. La pintura invita al espectador a entrar en un estado contemplativo, ofreciéndose como un refugio de calma y belleza en medio del devenir.

Así, "Tarde de Otoño" es una pieza esencial dentro de la obra de Ferdinand Hodler, que no solo destaca por su técnica impecable y su maestría colorística, sino también por su profundidad emocional y simbólica. Es una puerta abierta a la meditación, un testimonio de la grandeza natural y una muestra del talento innegable de Hodler para capturar lo intangible.

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