Madre - 1916


Tamaño (cm): 60x60
Precio:
Precio de ventaCHF 214.00

Descripción

En la complejidad visual de "Madre - 1916" de Pavel Filonov, se pueden desentrañar temas profundamente humanos y universales, revestidos en una técnica distintiva que caracteriza el trabajo del maestro ruso. Filonov, conocido por su pensamiento analítico y meticulosa atención al detalle, nos revela en esta obra un microcosmos donde convergen la figura, el color y el simbolismo.

La figura central de la pintura es una mujer, presumiblemente la madre a la que el título hace referencia. Envuelta en una suerte de manto que se funde con su entorno, se erige como un pilar de estabilidad y quietud en medio de una composición turbulenta y densamente rica. Filonov no se conforma con una representación literal; más bien, descompone y reconstituye la imagen mediante una técnica que él denominó el "método analítico". Este método involucra una fragmentación minuciosa de formas y colores, creando un mosaico vibrante que exige una observación atenta y prolongada.

Los colores en "Madre - 1916" son igualmente significativos y poderosos. Una paleta dominada por tonos terrosos, rojos profundos y azules se despliega ante el espectador, cargada de simbolismo y peso emocional. Estos colores no solo proporcionan un contraste vibrante, sino que también parecen sugerir una conexión con la tierra y lo ancestral. Las líneas y las formas que componen el rostro y el cuerpo de la madre no son meros contornos; son una amalgama de patrones geométricos que evocan tanto lo físico como lo espiritual.

La ejecución de esta obra es laboriosamente detallada, casi obsesivamente intensa. Filonov, quien fue también un teórico del arte, escribió extensamente sobre la importancia de la "labor absoluta" en la creación artística, es decir, el involucramiento total del artista en cada aspecto de su trabajo. En "Madre", vemos cómo cada pequeño trazo y cada segmento de color parece contener una energía latente, una vitalidad que no se esconde detrás de la perspectiva tradicional o la ilusión de profundidad. Todo se encuentra en la superficie, invitando al espectador a deslizarse de una forma a otra, de un color a otro, como si navegara a través de un mar de pensamientos y emociones.

El contexto en el que Filonov produjo esta obra también es crucial para su entendimiento. La Rusia de principios del siglo XX era un crisol de agitación política y social, factores que inevitablemente influenciaron a los artistas de la época. La obra de Filonov puede ser vista tanto como una respuesta a la modernidad vertiginosa y a los cambios tumultuosos, así como un intento de preservar y comunicar elementos más atemporales y básicos de la experiencia humana, tales como la maternidad y la familia.

En "Madre - 1916", no es solo una figura femenina lo que vemos, sino un arquetipo, una representación no solo de una persona sino de la esencia de la maternidad misma. Filonov logra un milagro visual: encapsular en una sola imagen una vasta red de significados y asociaciones, tejiendo una narrativa densa y multifacética que sigue resonando con fuerza y claridad más de un siglo después de su creación.

La pintura de Filonov aleja al espectador de una visión simplista o superficial, incitándolo en cambio a participar en un diálogo visual complejo, a perderse y encontrarse repetidamente en un laberinto de detalles cuidadosamente trabajados. Cada mirada revela algo nuevo, haciendo de "Madre - 1916" una obra infinitamente rica y perpetuamente fascinante.

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