106. Los Aserraderos De Fukagawa - 1857


Tamaño (cm): 55x135
Precio:
Precio de ventaCHF 340.00

Descripción

La pintura "Los Aserraderos de Fukagawa" de 1857, realizada por Utagawa Hiroshige, constituye una de las obras más representativas de la serie "Cincuenta y Tres Estaciones de la Ruta Tōkaidō". Hiroshige, un maestro del ukiyo-e, es conocido por su habilidad para capturar no solo la belleza de paisajes japoneses, sino también la vida cotidiana de su tiempo.

En "Los Aserraderos de Fukagawa", la composición está iluminada por una cuidadosa ordenación de elementos que dirige la mirada del espectador a través de la escena. El cuadro muestra una vibrante actividad en el aserradero, con figuras humanas que, aunque pequeñas en comparación con la majestuosidad del entorno, aportan una dinámica palpable. Estos personajes, que están inmersos en tareas de trabajo como la manipulación de troncos y la fabricación de madera, añaden una dimensión de vida y movimiento a la obra. Su presencia humana sugiere un sentido de comunidad y esfuerzo colectivo, presentando un mundo en el que la naturaleza y el hombre coexisten en una relación de dependencia mutua.

Los colores dominantes en la pintura incluyen tonos cálidos de marrón y verde, que evocan la riqueza de los bosques y la madera, así como azules sutiles que sugieren cielo y agua. Hiroshige es muy conocido por su uso del color para crear atmósferas y evocar emociones; en esta pieza, la paleta se utiliza con maestría para captar la esencia industrial del aserradero. La técnica de sombra y luz permite a los troncos, las herramientas y los caminos cobrar vida, imbuyendo a la escena de un sentido de profundidad y volumen.

La composición central de los troncos apilados y el aserradero destaca no solo la actividad productiva, sino también un sentido de la transformación: de lo natural a lo industrial. Este es un tema recurrente en la obra de Hiroshige, donde las interacciones entre la naturaleza y la actividad humana están en el centro de su exploración artística. A través de su obra, Hiroshige documenta no solo un lugar, sino también un momento en la historia de Japón, un período en el que la industrialización comenzaba a dejar su huella en el paisaje tradicional.

Hiroshige, como parte de la escuela ukiyo-e, se distingue por su habilidad para utilizar la impresión en madera con una técnica que permitía una representación detallada y vívida de la vida y los paisajes de la época Edo. Al observar obras similares de Hiroshige, se puede trazar un arco que une tanto lo cotidiano como lo sublime, donde cada escena invita a una reflexión más profunda sobre la relación entre el ser humano y su entorno. Pinturas como "El Monte Fuji desde la Ruta de Tōkaidō" o "Una noche en la lluvia de Kyoto" ejemplifican la misma atención y cariño por la naturaleza y la vida diaria.

"Los Aserraderos de Fukagawa" no solo es una representación visual de la vida en un aserradero, sino que también nos ofrece una mirada al Japón de mediados del siglo XIX, capturando una época de transformación e industrialización. A través de esta obra, Hiroshige logra un equilibrio entre la belleza estética y la realidad cotidiana, un rasgo distintivo que sigue resonando en la cultura visual contemporánea. En definitiva, esta pintura es un testimonio de la habilidad de Hiroshige para fusionar la naturaleza con la humanidad, creando un diálogo visual que sigue siendo relevante hasta la fecha.

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