Retrato De Balieva - Komissarghevskaia - 1925


Tamaño (cm): 50x70
Precio:
Precio de venta$338.00 CAD

Descripción

El "Retrato de Balieva - Komissarghevskaia" de Serge Sudeikin, pintado en 1925, es una manifestación fascinante del simbolismo y la estética de las vanguardias rusas en un periodo de entusiasmo y transformación cultural. Este retrato nos presenta un momento en la historia del arte donde Sudeikin, conocido por su amalgama de realismo y estilización, logra capturar la esencia de su modelo a través de la exploración del color, la forma y la textura.

La figura central de la obra, Balieva, es representada con una elegancia serena. La composición destaca una sensibilidad particular hacia la figura femenina, que en este caso es evocada a través de un vestido de líneas fluidas, cuya forma parece integrarse con el fondo, creando una especie de diálogo entre el sujeto y el espacio circundante. La elección de un fondo con tonalidades suaves y difusas realza la luminosidad de la piel de Balieva, atrapando al espectador en una atmósfera casi etérea que le debe mucho al uso magistral del color. La paleta de Sudeikin en esta obra es rica pero sutil, con predominancia de tonos beige y pasteles que aportan una sutileza y un lirismo inherente a la representación.

El uso del color no es meramente estético; también evoca emociones y un sentido de intimidad. Este enfoque colorístico puede ser interpretado como un reflejo del estado de ánimo de la época postrevolucionaria en Rusia, donde la búsqueda de la identidad individual y la expresión personal se convertían en una temática primordial para los artistas. El contraste entre la forma y el fondo, la modernidad y la tradición es palpable, y Sudeikin, miembro destacado de diversos movimientos artísticos, juega con estos conceptos para ofrecer un retrato que trasciende lo meramente figurativo.

A nivel estilístico, la obra puede considerarse parte de un contexto más amplio en el que Sudeikin se enmarca dentro de la estética del simbolismo y el modernismo, con influencias del art déco que se manifestarán en su trabajo posterior. Sudeikin era un maestro en el arte de capturar la psique de sus modelos, así como en la utilización de una composición equilibrada que permite que la forma se exprese sin estridencias, dándole prioridad al carácter introspectivo del retrato.

Es relevante mencionar que la figura de Balieva no es solo una representación gráfica sino que simboliza un tiempo y lugar en la historia. En el contexto del arte ruso de entreguerras, este retrato puede ser visto como una celebración de la feminidad en un periodo donde la mujer comienza a reclamar espacios antes reservados a lo masculino. Las representaciones femeninas en el arte de Sudeikin suelen estar cargadas de simbolismo, y en esta obra, se ofrece un matiz de respeto y admiración hacia su modelo.

Finalmente, aunque se trata de un retrato, Sudeikin no limita su obra a la simple representación de una figura, sino que va más allá construyendo una narrativa visual que invita a la contemplación. "Retrato de Balieva - Komissarghevskaia" es un espejo del espíritu de su tiempo, un brillante testimonio de la interacción entre la vida cotidiana y las corrientes artísticas emergentes. Este trabajo reformula la noción del retrato, dando al espectador una experiencia que combina el arte, la emoción y la reflexión en un solo lienzo, subrayando así la maestría de Sudeikin en su contexto artístico.

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