Descripción
El foco está en la mano derecha de Santo Tomás, firmemente guiada por la de Cristo, mientras el escéptico inseguro empuja cuidadosamente la herida con su dedo índice. De manera reveladora, las manos de los otros dos apóstoles están ocultas, aunque su curiosidad no está disimulada y apenas está menos restringida que la de Tomás.
Esta escena en particular se ha recreado popularmente en el arte desde el siglo VI a través de una extensión tradicional hasta Caravaggio; desde entonces se ha convertido en un símbolo del conflicto entre el arte protestante y el católico, ya que ambas tradiciones tienen puntos de vista diferentes sobre su valor en la enseñanza de la fe ciega.
Tanto Rembrandt como Rubens también pintaron este episodio particular en el siglo XVII. Al igual que muchas de las pinturas de Caravaggio, La incredulidad de Santo Tomás se sumerge en la oscuridad teatral, dando vida a las figuras centrales de Jesús y sus apóstoles como si estuvieran iluminadas en un escenario. La ausencia del habitual halo alrededor de la cabeza de Jesús pretende enfatizar la naturaleza corpórea de Cristo en la tierra. Esta pintura, a diferencia de algunas de las obras de Caravaggio, sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial cuando se encontraba en la colección real de Prusia.